Monday 23 November 2015

231115

(hoy escribo apaisado)
Deberías dejar de tomar excitantes. Estás fuera de ti, incluso sientes un cosquilleo físico. El trepidar de tus nervios. Tú no te crees tu versión estándar de que es el alcohol. Sabes que es peor sereno, sabes que es una reacción química, o algo. Probablemente el único miedo. Esa pulsión, esa tristeza total, esa euforia. Las subidas de arrolladora verborrea y enormes sonrisas. El terror del desplome gris y pausado. El descontrol. El no-control. Probablemente lo arreglan con medicación pero... todos esos locos que salen como zombis del psiquiátrico al lado de casa. La calavera también. Y las paredes que se desconchan. Unas horas sin beber. Un pequeño paso en el no-suelo, algo rápido y un golpe seco. Si estuviese asegurado que iba a ser así. Incertidumbre y rutina, paladas de rutina, horario y agenda y actividades y... pánico a encontrarme conmigo. Un motivo para algo, por favor, un motivo para algo.


Monday 5 October 2015

La peluquera no estuvo mucho tiempo


Jueves 27 de febrero de 1969, sobre las 16h
(…)
En el 24 (es la casa donde yo vivía):
Para empezar un edificio de un piso con una puerta (condenada) en la planta baja; alrededor, aún hay rastros de pintura y por encima, todavía sin borrar del todo, la inscripción
PELUQUERÍA DE SEÑORAS
Después un edificio bajo con una puerta que da a un patio largo pavimentado con algunos desniveles (escaleras de dos o tres peldaños). A la derecha, un edificio largo de un piso (que antes daba a la calle por la puerta condenada del salón de peluquería) con una escalera de hormigón (este era el edificio en el que vivíamos; el salón de peluquería era el de mi madre).
Al fondo, un edificio sin forma. A la izquierda, como unas madrigueras.
Yo no entré.
Un anciano que venía del fondo bajó los tres peldaños que conducían a “nuestra” vivienda. Otro anciano entró con un fardo (¿de ropa sucia?) a la espalda. Tras eso, finalmente, una niña pequeña.

Jueves 25 de junio de 1970, sobre las 16h
(…)
En el 24, en el pequeño patio, hay un gato sobre una carbonera. La inscripción PELUQUERÍA DE SEÑORAS aún se ve. Carteles del PC.

Miércoles 13 de enero de 1971. Frío seco. Sol.
(…)
En el 24: peluquería de señoras (no el local, solamente el rastro del letrero pintado sobre la pared); en el patio del 24, viguetas de metal; enfrente unos obreros reparan un tejado (¿de un edificio de la rue des Couronnes?). A los lejos, grúas.
(…)Del 36 sale una dama: vive allí desde hace 36 años y llegó sólo para tres meses; se acuerda muy bien de la peluquera del 24:
- No se quedó mucho tiempo.

Domingo 5 de noviembre de 1972, hacia las catorce horas
(…)
24 sigue intacto
(…) Un gato atigrado y un gato negro en el patio del 24.

Jueves 21 de noviembre de 1974, sobre las 13 horas
(…)
En el 18 y el 22 son cafés hoteles que siguen en pie, al igual que el 20 y el 24.
Del lado impar, el 21 está en proceso de demolición (se ven los bulldozers, las excavadoras, los semáforos), el 23 y el 25 tienen las tripas abiertas. Tras el 25 ya no hay nada.

27 de septiembre de 1975, sobre las 2 de la madrugada
La casi totalidad del lado impar está cubiertas de tapias de cemento. Sobre una de ellas, un graffiti:
TRABAJO = TORTURA
Lo infraordinario
George Perec

(*) La madre de George Perec, Cyrla, fue apresada por los nazis y llevada a Auschwitz donde murió en 1943

¿Acercamientos a qué?


Quien nos habla, me da la impresión, es siempre el acontecimiento, lo insólito, lo extraordinario: en portada, grandes titulares. Los trenes sólo empiezan a existir cuando descarrilan y cuantos más muertos hay, más existen; los aviones solamente acceden a la existencia cuando los secuestran; el único destino de los coches es chocar contra los árboles: cincuenta y dos fines de semana al año, cincuenta y dos balances: ¡tantos muertos y tanto mejor para las noticias si las cifras no dejan de aumentar! Es necesario que tras cada acontecimiento haya un escándalo, una fisura, un peligro, como si la vida no debiera revelarse nada más que a través de los espectacular, como si lo elocuente, lo significativo fuese siempre anormal: cataclismos naturales o calamidades históricas, conflictos sociales, escándalos políticos…
En nuestra precipitación por medir lo histórico, lo significativo, lo revelador, no dejemos de lado lo esencial: lo verdaderamente intolerable, lo verdaderamente inadmisible; lo escandaloso no es el grisú, es el trabajo en las minas. La “desigualdad social” no es preocupante en época de huelga: es intolerable las veinticuatro horas del día, los trescientos sesenta y cinco días del año.
Los maremotos, las erupciones volcánicas, las torres que se derrumban, los incendios en bosques, los túneles que se hunden, ¡El edificio Publicis que arde y Aranda habla! ¡Horrible! ¡Terrible! ¡Monstruoso! ¡Escandaloso! ¿pero dónde está el escándalo, el verdadero escándalo? Acaso el periódico nos ha dicho algo diferente de: tranquilícese, ya ven que la vida existe, con sus altibajos, ya ven que pasan cosas.
La prensa diaria habla de todo menos del día a día. La prensa me aburre, no me enseña nada; lo que cuenta no me concierne, no me interroga y ya no responde a las preguntas que formulo o que querría formular.
Lo que realmente ocurre, lo que vivimos, lo demás, todo lo demás, ¿dónde está? Lo que ocurre cada día y vuelve cada día, lo trivial, lo cotidiano, lo evidente, lo común, lo ordinario, lo infraordinario, el ruido de fondo, lo habitual, ¿cómo dar cuenta de ello, cómo interrogarlo, cómo describirlo?
Interrogar a lo habitual. Pero si es justamente a lo que estamos habituados. No lo interrogamos, no nos interroga, no plantea problemas, lo vivimos sin pensar sobre él, como si no vehiculase ni preguntas ni respuestas, como si no fuese portador de información. Esto no es ni siquiera condicionamiento: es anestesia. Dormimos nuestra vida en un letargo sin sueños. Pero nuestra vida, ¿dónde está? ¿Dónde está nuestro cuerpo? ¿Dónde nuestro espacio?
Cómo hablar de esas “cosas comunes”, más bien cómo acorralarlas, cómo hacerlas salir, arrancarlas del caparazón al que permanecen pegadas, cómo darles un sentido, un idioma: que hablen por fin de lo que existe, de lo que somos.
Quizás se trate finalmente de fundar nuestra propia antropología: la que hablará de nosotros, la que buscará en nosotros lo que durante tanto tiempo hemos copiado de los demás. Ya no lo exótico sino lo endótico.
Interrogar a lo que parece ir tan por su cuenta que nos hemos olvidado de su origen. Recuperar algo del asombro que experimentaron Julio Verne o sus lectores frente a un aparato capaz de reproducir y transportar el sonido. Porque existió ese asombro, y otros miles, y fueron ellos los que nos modelaron.
De lo que se trata es de interrogar al ladrillo, al cemento, al vidrio, a nuestros modales en la mesa, a nuestros utensilios, a nuestras herramientas, a nuestras agendas, a nuestros ritmos. Interrogar a lo que parecería habernos dejado de sorprender para siempre. Vivimos, por supuesto, respiramos, por supuesto, caminamos, abrimos puertas, bajamos escaleras, nos sentamos a la mesa para comer, nos acostamos en una cama para dormir. ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Por qué?
Describan su calle. Describan otra.
Comparen.
Hagan el inventario de sus bolsillos, de su bolso. Interróguense acerca de la procedencia, el uso y el devenir de cada uno de los objetos que van sacando.
Pregúntenle a sus cucharillas.
¿Qué hay bajo su papel de la pared?
¿Cuántos gestos hacen falta para marcar un número de teléfono? ¿Por qué?
¿Por qué no se encuentran cigarrillos en las tiendas de alimentación? ¿Por qué no?
Me importa poco que estas preguntas sean, aquí, fragmentarias, apenas indicativas de un método, como mucho de un proyecto. Me importa mucho que parezcan triviales e insignificantes: es precisamente lo que las hace tan esenciales o más que muchas otras a través de las cuales tratamos en vano de captar nuestra verdad.

Lo infraordinario
George Perec


Saturday 29 August 2015

Veinte mujeres solas


No tenéis razón. No hay una linealidad, el tiempo no transcurre. Si así fuese no se daría este aletargado dejar desaparecer la vida mecidos en pánfila rutina de tristezas y cotidianidades. Todo ocurre a la vez, esa es la grandeza de la mente, del ser humano, la trascendentalidad.

Vas sembrando miradas que siguen la cadencia de tus pasos, la arrogante manera que tienen tus hombros de embutir tu silueta en este aire de cristal helado. Solidificas lo que nosotros tratamos de respirar. Es irrealidad lo que dejas tras de ti. Los sonidos se apagan, los colores adquieren tonos irreales y una sensación onírica se apodera del escenario y de los figurantes de esta tu tragedia.

Esa arrogante sonrisa con la que imaginas el mundo soleado después de tu muerte, igual, tan igual, a este día de hoy. Y, de repente, rompes a correr, como si alguien te siguiese, como si hubiese alguien capaz de alcanzarte.

Cuántas veces has agotado esta calle medieval sucia de hidrocarburos mal quemados hasta llegar al límite del abismo del amanecer desgarrado por no haber muerto hoy, tampoco.

Muchas veces me he preguntado que tenían las otras, todas ellas, jadeantes y sudorosas retorciéndose debajo de ti o cabalgándote arrogantemente satisfechas, bamboleando sus senos.

Todos esos rituales simultáneos e iguales, monotonía por un instante de sentir. El mundo fácil de los conformistas.

Probablemente no hay nada más.

Pasas entre nosotros ignorante de la pasión, del deseo, del amor y del odio que generas. Continúas ajeno al poder de tus armas pero detrás de ti, en las sombras a los lados de tu luminosidad, se afilan cuchillos para desgarrar tu carne y hacerte sólo animal en un mar de tu sangre dejando de respirar hacia esa última mirada perdida, suspendida, que espera la podredumbre de tu cuerpo, el hedor de tu descomposición física. Cuando empieces a ser sólo recuerdo, sin esperanza.

¿Tendré miedo en el instante final frente a la muerte?
No

Sunday 28 June 2015

todos los niños

"En las playas de todos los mundos se reúnen los niños. Vaga la tempestad por el cielo sin caminos, los barcos naufragan en el mar sin rutas, anda suelta la muerte, y los niños juegan. En las playas de todos los mundos se reúnen en una fiesta grande, todos los niños."
La luna nueva
Rabindranaz Tagore



Saturday 20 June 2015

Por fin he encontrado el amor, ahora me voy a escapar

Él está sentado en una fría cocina iluminado por la luz que deja pasar la suciedad de los cristales y que se cuela por las rendijas de la podrida madera de la puerta del balcón que da al patio interior en el que esporádicas gotas nos recuerdan la lluvia de la noche pasada rompiéndose ruidosamente contra herrumbrosos tejados y mohosos suelos.
Las baldosas fueron blancas y los muebles fueron modernos en los años sesenta cuando sus padres, ya muertos de viejos y resignados aunque aparenten vivir, eran jóvenes ilusionados. Algún electrodoméstico ha sido renovado y un reloj, regalado en un día del padre de hace demasiado tiempo, marca una hora irremediablemente atrasada.
Él está desayunando un café con leche, la leche huele mal, esta cortada, pero él lo disimula con coñac. La composición de la imagen es desoladora. Apoya una de sus callosas manos de hombre que ha vivido en la rodilla y con la otra agarra el vaso. Mira, o sea no mira, hacia una nada lejana que parece ver en una intersección de separaciones entre baldosas. Ella está apoyada en la repisa de la ventana, en contraluz, a su lado una maceta con geranios marchitos.
Él habla pero no a ella, el habla. Dice: por fin he encontrado el amor, ahora me voy a escapar. Tiene que carraspear para seguir hablando porque la voz se le silencia enronquecida. Tabaco negro. Un poco más de coñac: me tengo que escapar corriendo antes de que ella se levante y venga caminando desnuda hasta aquí y me vuelva a mirar. Nunca dije que buscase el amor para vivir en él. Sólo quería verlo, sentirlo. Ya está. Ahora elijo la vida.



Saturday 16 May 2015

Una nueva amiga


Anoche vi la película “Una nueva amiga” de François Ozon.
Me gustó mucho. Es sobre la amistad, el amor y el deseo.
No hay reglas, no hay límites y los que convencionalmente se nos imponen van cayendo si se tiene la audacia de caminar hacia la felicidad guiado por el sentimiento de estar bien, de ser uno mismo, una misma.
(“ser” en la pequeña gran medida que nos permite nuestra efímera levedad)

(y además viendo la película te ríes)


Saturday 9 May 2015

silencios nocturnos

No era perfecta
ni lo es ahora recordada (anhelada)

pero era parte de algo
de lo que yo era la otra parte





Sunday 5 April 2015

Una realidad entre las irrealidades que somos todos nosotros

(...) dice algo que no nace solamente de que está medio loco, de que la realidad se le escapa y le deja en cambio una especie de parodia que él convierte en una esperanza.

(...)

Cuando no se está demasiado seguro de nada, lo mejor es crearse deberes a manera de flotadores.

(...)

Pero Johnny no ha tenido jamás idea de lo que es esperar nada, y tampoco se imagina que alguien pueda estar esperándolo.

(...)

En su caso el deseo se antepone al placer y lo frustra, porque el deseo le exige avanzar, buscar, negando por adelantado los encuentros fáciles.

(...)

Y cuando Johnny se pierde como esta noche en la creación continua de su música, sé muy bien que no está escapando de nada. Ir a un encuentro no puede ser nunca escapar, aunque releguemos cada vez el lugar de la cita; y en cuanto a lo que pueda quedarse atrás, Johnny lo ignora o lo desprecia soberanamente.

(...)

Johnny no se mueve en un mundo de abstracciones como nosotros.

(...)

Sus conquistas son como un sueño, las olvida al despertar cuando los aplausos lo traen de vuelta, a él que anda tan lejos viviendo su cuarto de hora de minuto y medio.

(...)

Eso era lo que me crispaba, Bruno, que se sintieran seguros. Seguros de qué, dime un poco, cuando yo, un pobre diablo con más pestes que el demonio debajo de la piel, tenía bastante conciencia para sentir que todo era como una jalea, que todo templaba alrededor, que no había más que fijarse un poco, para descubrir los agujeros.

(...)

Ah, el día en que pueda mandarme mudar, subirme al tren, mirar por la ventanilla cómo todo se iba para atrás, se hacía pedazos, no sé si has visto cómo el paisaje se va rompiendo cuando lo miras alejarse...

(...)

Lo que pasa es que se creen sabios (...) y viven convencidos de que lo que estudian y lo que hacen son cosas muy difíciles y profundas. En el circo es igual, Bruno, y entre nosotros es igual. La gente se figura que algunas cosas son el colmo de la dificultad, y por eso aplauden. (...) En realidad las cosas verdaderamente difíciles son otras tan distintas, todo lo que la gente cree poder hacer a cada momento.
(...)
Eso lo sentía, y cuando se siente... Pero (...) apenas has sentido ya viene lo otro, vienen las palabras... No, no son las palabras, son lo que está en las palabras, esa especie de cola de pegar, esa baba.

(...)

(...) la realidad no puede ser esto (...)

(...)

Cualquiera puede ser como Johnny, siempre que acepte ser un pobre diablo enfermo y vicioso y sin voluntad y lleno de poesía y de talento.

(...)

(...) una realidad entre las irrealidades que somos todos nosotros (...)

(...)

En el fondo lo único que ha dicho es que nadie sabe nada de nadie, y no es una novedad. Toda biografía da eso por supuesto y sigue adelante.

(...)

Estoy tan solo como este gato, y mucho más solo porque lo sé y él no.

(...)

No se puede decir nada, inmediatamente lo traduces a tu sucio idioma.

(...)

(...) me pareció que un día iba a encontrar otra cosa. No estaba satisfecho, pensaba que las cosas buenas, el vestido rojo de Lan, y hasta Bee, eran como trampas para ratones, no sé explicarme de otra manera... Trampas para que uno se conforme, sabes, para que uno diga que todo está bien.
(...) porque no puede ser que no haya otra cosa (...)

El perseguidor
Julio Cortázar





Friday 3 April 2015

La belleza será CONVULSIVA o no será


(…) Pero Nadja era pobre, lo que en los tiempos que corren es suficiente como para fijar su sentencia, a poco que se le ocurra no estar completamente en regla con el código imbécil del sentido común y de las buenas costumbres.

(…)
En último término era diestra, siendo débil hasta lo imposible, en aquel pensamiento tan suyo siempre, pero en el que yo no había hecho más que alentarla con exceso, en el que demasiado la había ayudado yo a imponerlo sobre cualquier otro: el de que la libertad, adquirida en este mundo a costa de mil y una renuncias de entre las más difíciles, exige que disfrutemos de ella sin restricciones durante el tiempo que podamos conservarla, al margen de cualquier consideración pragmática, y ello porque la emancipación humana, entendida desde el punto de vista revolucionario más elemental a fin de cuentas, que no por ello deja de ser la emancipación humana en todos sus aspectos, no nos confundamos, según los medios de cada cual, sigue siendo la única causa digna de ser servida.

(…)
Ahora bien, nunca supuse que ella pudiera llegar a perder, o que ya la hubiera perdido, la gracia de ese instinto de conservación – al que ya me he referido antes – que hace que después de todo mis amigos y yo, por ejemplo, nos comportemos correctamente – contentándonos con mirar a otro lado – al paso de una bandera, que no siempre la tomemos con quien nos venga en gana, que no nos permitamos la alegría incomparable de cometer algún hermoso “sacrilegio”, etc.

(…)
Hasta ese día no había conseguido poner en claro todo lo que, en el comportamiento de Nadja con respecto a mí, forma parte de la aplicación de un principio de subversión total, más o menos consciente, del que, como ejemplo, tan sólo escogeré este hecho: una noche en que conducía un automóvil por la carretera de Versalles a París, una mujer a mi lado que era Nadja pero que hubiera podido, ¿no es cierto?, ser cualquier otra, e incluso tal otra, con su pie que mantenía el mío pisando a fondo el acelerador, con sus manos que intentaban tapar mis ojos, en el olvido que proporciona un beso sin fin, quería que dejáramos de existir más que el uno para el otro, para siempre sin la menos duda, que de aquella manera nos lanzáramos a toda velocidad al encuentro de los más hermosos árboles. Qué prueba de amor, en efecto. Inútil añadir que yo no accedí a semejante deseo. Es sabido en qué punto estaba yo en aquella época, en qué punto he estado casi siempre, que yo sepa, con respecto a Nadja. No por ello le estoy menos agradecido por haberme revelado, de un modo terriblemente sobrecogedor, a qué nos hubiera conducido en aquel momento un común reconocimiento del amor. Cada vez me siento menos capaz de resistir una tentación semejante en todos los casos. Lo menos que puedo hacer es mostrar mi agradecimiento, en este último recuerdo, a aquella que me hizo comprender casi hasta su necesidad. Ciertos seres, excepcionales, que pueden esperarlo todo y también temerlo todo los unos de los otros, se reconocerán siempre por una fuerza extrema de desafío. Idealmente al menos, a menudo vuelvo a sentirme con los ojos tapados, al volante de aquel automóvil salvaje.
Extractos de
Nadja
de André Breton

Sunday 22 March 2015

el miserable se siente hombre

En la felicidad del amor
el miserable se siente hombre:
funda su confianza en la vida hasta
despreciar a quien tiene otra vida.
Los hijos se lanzan a la aventura
seguros de estar en un mundo
que les teme a ellos y a su sexo.
Es su piedad ser despiadados,
la ligereza, su fuerza,
su esperanza es no tener esperanza.

La religión de mi tiempo
Pier Paolo Pasolini



Sunday 1 March 2015

Bajar, bajando. Go Down

La tranquilidad, tan parecida a la muerte. El sopor. No sentir dolor, un silencio mental. Una extraña sensación de irrealidad: no percibir. La "impercepción".

Como cuando nieva y las formas espaciales se redefinen y los sonidos se disipan amortiguados. La percepción se acolcha.

Cierra los ojos, piensa tu cuerpo. Primero un pie, por ejemplo el izquierdo. El dedo gordo, los demás dedos. Mírate desde fuera, explora la ilusión soñada de tu cuerpo, de tu cuerpo por dentro de carne, huesos, sangre y destellos nerviosos. El drum de tu corazón recordando el ritmo de la vida. Imagínalo callado. O sea, imagínate muerto. Imagínate nada. Justo el instante anterior a cerrar los ojos-puertas de la percepción. Siéntete.

Sigues caminando por la calle desierta y mojada de los edificios mudos bajo un cielo metálico que amanece bello hasta hacerte llorar.

Tú das tumbos. Escuchas tus pasos. No necesitas ser consciente de que caminas. No te esfuerzas. No necesitas hacerlo. Simplemente estás, estás bajando, desciendes. Y ya no pisas un suelo rígido sino que la superficie se comba, se hunde, es elástica. Te traga tragando tus pasos pero aún puedes andar. Piensas que quieto serías engullido y de hecho pararías si no fuese porque quieres caminar.

Caminas solo. Te ves desde detrás.

Te vas. Te ves irte.

Te despides de ti.

Agur



Friday 20 February 2015

The Waves

Cuando era un niño me gustaba meterme en el mar con el agua hasta el pecho y mirar hacia el horizonte viendo, con una mezcla de temor y fascinación, como avanzaban las olas hasta alcanzarme.

Y entonces me gustaba ser engullido por ellas y zarandeado disfrutando de unos instantes de auténtica entrega golpeado contra el fondo de arena, abandonado, como ensayando la muerte.

A veces se me erizaba la piel porque tenía frío.

A veces sólo escuchaba el mar, al mar, las sosegadas aguas que me mecían cuando perdía pie,... el rugido de las olas que se rompían detrás de mí.

Y todo lo veo así, avanzando total.

Thursday 19 February 2015

La madurez

La madurez (intuyo) debe de ser olvidar las mentiras de la percepción y abandonar la idea de vivir y entender, para acomodarse en una vida sencilla, controlada, de alegrías contenidas (con la esperanza de conseguir así que también las tristezas sean contenidas).





Tuesday 17 February 2015

Precioso anochecer junto a la cámara de gas

Ver la película "Rainbow's Gravity" en el festival de cine documental "Punto de Vista" de Iruña me ha hecho pensar sobre la afirmación de Steven Spielberg según la cual el horror del holocausto de la Segunda Guerra Mundial, el horror en particular de Auschwitz, debe ser mostrado en blanco y negro (como él hizo en su película "La lista de Schindler").

En "Rainbow's Gravity" se reconoce que el material filmado de aquel horror está en blanco y negro, pero se señala que entonces ya se disponía de película en color y que, de hecho, ya había grabaciones en color.

Creo que todo esto trata sobre los engaños de la mente, de las simplificaciones, de los dibujos parciales, y por tanto falsos, con los que la mente trata de hacernos la vida más fácil, de hacérnosla clasificable, ilusoriamente comprensible. 

Pero la realidad es cruel y compleja y surge tozudamente de debajo de la alfombra de convencionalismos con la que pretendemos ocultarla. 

Auschwitz no fue en blanco y negro. La hierba era verde, las personas tenían color. El cielo a veces era azul y el sol reforzaba la belleza y templaba los atardeceres que se deslizaban hacia preciosas puestas de sol que recordaban la magnificencia de la naturaleza. 

Y entre la miseria de torturadores, asesinos, cómplices y víctimas había ojos que miraban esos instantes y recordaban el amor.

Saturday 7 February 2015

7215, de madrugada


Salgo de los bares y está la soledad.
Entro en los bares y está la soledad.
Soledad atestada de muchedumbre ruidosa.
Estrujado en la soledad.
Sin espacio en la soledad.
Solo.
El frío me recuerda la soledad. La soledad horrible. Nadas compartidas.
Estar contigo también sería soledad.
El vacío gélido.
Miro alrededor y sólo veo resignación y conformismo.
No me creo ninguna sonrisa. Y menos las carcajadas que permanecen vibrando y se disipan en unos segundos de angustia, que se me hacen eternos, en los que imploro por un huracán que se lleve esa agonía de pretendida alegría. Digo agonía.
Todo lo que hago es falso. No soy consciente de decir nada de lo que parece que digo. Y ya no me sorprendo por no ser entendido. Y nunca espero respuestas ni hablo con nadie aunque lo parezca.
Sólo emito sonidos porque tengo horror al vacío.
Digo a la soledad.
Digo a la nada.

No es posible estar en pareja porque su fundamento es que tu pareja se sienta especial y salga de la multitud y tenga cierto poder o derecho sobre ti. Y ya es muy tarde para que alguien lo vuelva a tener sobre mí.

Monday 26 January 2015

Nos ahorcaremos mañana. A menos que venga Godot.

"¡Ah, sí, la noche! Pero presten más atención, de lo contrario nunca llegaremos a nada. Miren. ¿Quieres mirar al cielo, cerdo? Bueno, es suficiente. ¿Qué es lo extraordinario de este cielo? Es pálido y luminoso como cualquier otro cielo a esta hora del día. En estas latitudes. Cuando el tiempo es bueno. Hace una hora aproximadamente, después de habernos enviados desde digamos las diez de la mañana, sin disminuir los torrentes de luz roja y blanca, ha empezado a perder su brillo, a palidecer, cada vez un poco más, un poco más, hasta que ¡zas!, ¡se acabó!, ¡ya no se mueve! Pero... pero, detrás de ese velo de dulzura y de calma, la noche galopa y caerá sobre nosotros, ¡ptac!, así, en el momento en que menos lo esperemos. Esto es lo que sucede en esta puta tierra."

Esperando a Godot
Samuel Beckett




Friday 23 January 2015

Edmond Jabès


El extranjero te permite ser tú mismo, al hacer de ti un extranjero.

Lo que está ante ti te remite a tu imagen; lo que está detrás, a tu rostro perdido.

La singularidad es subversiva.

El decía: “El escritor es el extranjero por excelencia. Sin derecho de residencia en sitio alguno, se refugia en el libro, de donde la palabra lo expulsará. Cada vez, sus salvación se la deberá, provisionalmente, a un nuevo libro.”

No se nace extranjero. Se hace, a medida que uno se va afirmando.

Ser uno mismo es estar solo.

No hay sueños ni cielos acabados.
Fragmentos.
Lugares escritos. El sendero polvoriento es el seguido.

Te estiras. Te estiras.
No sabes que desapareces.

La amarga constatación del tenebroso final de un día vivido.



Veo en tus ojos una imagen de mí que nos remite a la nada a los dos.

Caminas y la ciudad se entreabre a tu paso y se cierra tras de ti. ¿Qué quimera persigues? ¿Qué sueño extravagante? Lo que esperas te acecha desde siempre. ¿Lo sabías? ¿Irás a la izquierda o a la derecha? ¿Lo sabes con claridad?
De ahí, probablemente, ese aire vago, inquieto, que se te atribuye.
Y esa sonrisa que no es sino mueca prolongada, crispación del rostro, elocuente expresión de una angustia que te esfuerzas por encubrir.
Detrás de los muros que vas rozando hay personas que también esperan o que, por haber creído demasiado pronto en su estrella, han perdido quizás toda esperanza.

Derribar los muros, no los que nos protegen sino los que nos dividen.

Hacer propio un lugar cualquiera, ¿no es, enseguida, excluir al vecino?

Ninguna pared entre la Nada y la Nada.
Ninguna palabra inútil, sólo una palabra de necesidad, aferrada a sí mismo.

Esta ciudad no es mi ciudad.

Y lo castigaron por seguir aún con vida.

(tomado de "Un extranjero con, bajo el brazo, un libro de pequeño formato" escrito por Edmond Jabès)





Wednesday 7 January 2015

Una película tranquila

Escribiré una película tranquila. Casi sin música. Unas notas de piano goteando. Y los demás sonidos, incluidas las palabras de las voces, estarán acompasados y serán tan leves que no se notarán.