El final del camino (lo que nos espera al final del camino)es la muerte.
La muerte inimaginable, impensable. La nada.
No imagines un cuerpo tendido, en reposo.
No imagines oscuridad, ni silencio.
Lo más parecido puede ser la pérdida.
La pérdida de un amor.
La pérdida de un día, la pérdida de una hora,
de un instante.
El sol ocultándose hasta desaparecer tras las montañas de horizonte dejando colores que se oscurecen.
Tú, ¿tú?
Nada
Wednesday 20 November 2013
Sunday 10 November 2013
Mañana no estaré
Olvido el pasado, que por otro lado puede no
haber ocurrido jamás. Trabajo el presente con su aura de sentido común y
resignada felicidad. Sé que la única salida es la que me ofrecéis. No siempre
arrojo al retrete las medicinas, a veces las tomo y me calman. Pongo la
televisión. Me siento en frente. Ella no va a volver. Yo digo, tenéis razón,…
yo digo “gracias”, por el consejo, por abrirme los ojos una vez más. Ya los
tengo abiertos, gracias. Ella también dice que no va a volver, ella ya no es nosotros, es
vosotros. Yo estoy solo. ¿Estoy solo? Tengo los ojos abiertos, gracias. Me voy
cansando, en la televisión adivinos y adivinas y partidas de póker. Cabeceo,
tengo cortos periodos de sueño, me rehago, me recompongo, me recuesto, cambio
de canal. Me duelen la espalda y el cuello. Tengo que seguir despierto, lucho,…
horas y horas. Pero me voy durmiendo. Creemos que aunque nos equivoquemos
podremos rectificar. No siempre. Y el cielo se llena de nubes sucias y llueve
domingo o lunes o martes. Se me cierran los ojos. Me estoy durmiendo. Por la
noche ella viene. Y cuando me despierto ya ha desaparecido.
Seguramente todo es mucho más sencillo y fácil
y lo único que tengo que hacer es irme de aquí.
Quizás mañana.
Friday 8 November 2013
Todos queremos lo mejor para ella
Muy buena película. Destaca la actuación de la protagonista (actriz Nora Navas). Sobre la desorientación, la inadaptación y la incomprensión (sobretodo de los demás hacia ella pero también de ella al mundo). Es anecdótico que el desencadenante sea un gravísimo accidente de tráfico. Su desesperada huída conmueve. Huída hacia... ¿hacia? Es un suicidio vital, o sea un suicidio social en el que no se busca la muerte sino la vida. Es un suicidio por querer más vida. O quizás sea sólo una rabiosa y desesperada fuga animal, enferma, enajenada. Hay que escapar de la jaula de ternura, de la condescendencia, del afecto sedante,... no hay que dejarse mecer, hay que retorcerse ante la somnolencia, no dejarse arrullar, no dejarse adormecer,... no dejarse enterrar en vida.
Pero resulta grotescamente desequilibrada y fuera de lugar porque ha perdido el anclaje social y no tiene problemas (o no es capaz de verlos) en romper las amarras y dejarse ir rumbo hacia,...
¿Se cansarán los demás y la dejarán marchar hacia la marginación y la muerte solitaria?
¿La encerrarán también físicamente entre muros de medicación con amplios jardines de césped perfectamente regado y cortado?
Pero resulta grotescamente desequilibrada y fuera de lugar porque ha perdido el anclaje social y no tiene problemas (o no es capaz de verlos) en romper las amarras y dejarse ir rumbo hacia,...
¿Se cansarán los demás y la dejarán marchar hacia la marginación y la muerte solitaria?
¿La encerrarán también físicamente entre muros de medicación con amplios jardines de césped perfectamente regado y cortado?
Sunday 3 November 2013
La vie d'Àdele
Adèle tiene diecisiete años, va al instituto,
le gusta la literatura. Es guapa y sensual. Le gusta comer (pero no le gusta el
pescado). Gusta a los chicos, gusta a uno de los más guapos del instituto. Sale
con él, hacen el amor. No siente. Se cruza por la calle con una chica con el
pelo azul. Sueña que hacen el amor. Siente. Tiene amigas, hablan de chicos, de
sexo, de chicos, de sexo, de chicos,… Ella no escucha. La mirada ausente.
Besa a una chica. Siente. Una noche va a un
bar de ambiente con un amigo gay. Alguien, un desconocido, le dice: ama a quien
quieras, a quien te guste, qué importa el género. Sale del bar siguiendo a un
grupo de chicas que entran en un local de lesbianas. Pide una cerveza en la
barra y se le acerca la chica del pelo azul. Empiezan una relación de auténtico
amor (y, por tanto, sexo). Se encuentra, se realiza. Pero… no sólo “pero” el
rechazo social, no sólo “pero” los gritos de los idiotas. Eso no es nada. Eso
no duele, es sólo una lluvia superficial, aunque arrecie como granizo no duele,
no puede doler. Porque ella está en el amor y eso la hace fuerte para dejar
atrás las miradas avinagradas de odio que lloran pus. Ella está amando y siendo
amada.
Hacen el amor salvajemente, apasionadamente,
se acarician ferozmente, se lamen, se muerden, se devoran,… el mundo se reduce
a ellas, lo demás es un fondo difuso.
Pasa el tiempo. Àdele ya es profesora. Son
una pareja. Vive el ambiente de ella (que cuando se conocieron estudiaba bellas
artes y ahora ya es una artista rodeada de artistas, críticos y galeristas). De
hecho Àdele ha sido desde el principio su musa, desde el boceto inicial que
hizo de su rostro en el parque hasta los sensuales desnudos de cuerpo entero
llenos de admiración, pasión y deseo.
Pero ocurre que el amor homosexual (como el
amor heterosexual) (la verdad es que no entiendo estas etiquetas, creo que
directamente debemos hablar del “amor sexual”) aunque generalmente lo vemos
como más alegre, desinhibido, libre,… en realidad es tan duro, cruel y doloroso
como el amor “hetero”. La rutina devora a las parejas. Nos creemos que ese
cuerpo que duerme a nuestro lado estará siempre y llegamos incluso a engañarnos
pensando que no nos importará si desaparece. Y nos alejamos. Imperceptiblemente.
Como dos hojas (cuerpos) que flotan sobre aguas tranquilas y que lentamente se
van separando. Y ese adiós ralentizado puede ser definitivo porque surjan otras
vidas (personas) y todo se acabe en un fundido a negro. Y hay que vivir y hacer
como que se ama, como si se pudiese amar dos veces.
Quedan los recuerdos y una que busca más que
la otra. Y puede que cuando decides volver ya no exista tal lugar.
En un banco de un parque es donde empezaron
los primeros besos, el primer boceto de su rostro. Y Àdele vuelve y se sienta
en soledad.
La película me ha gustado especialmente por
lo bien que se describe la evolución psicológica del personaje de Àdele
(interpretado por Àdele Exarchopoulos, la chica del pelo azul es interpretada
por Lea Seydoux). La manera en la que se muestra su aprendizaje vital hasta que
termina con una plano de ella caminando por la calle, de espaldas, yéndose sola
con sus pensamientos, con su tristeza.
(Dirigida por ABDELLATIF KECHICHE)
(Es una adaptación de la novela gráfica “LE
BLEU EST UNE COULEUR CHAUDE” de JULIE MAROH)
Friday 1 November 2013
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