Tuesday 30 December 2014

No hay otra vuelta atrás que una espiral.

La autopista soy yo, tú, nosotros, y cuando tu lengua busca la mía y se desenrolla, caracol en el caracol, tu lengua resbalando al infinito alargándose en el fondo de la boca, fragmento del tiempo fragmentado, larga cinta de asfalto caliente y también yo caracol; tu lengua se estira y soy un precipicio la trago y siguiendo esa fiebre sin fin tu rostro entra en mí, tu pelo, tus ojos que pestañean de sorpresa, se creían afuera, hacen cosquillas al abrirse a la altura de un calor interno, tú deslizándote hasta los codos, yo tragando tus nalgas sin que cese el beso, el primero. Haciéndote lugar la oscuridad húmeda se entreabre y también tú a la altura del vientre mil caracoles danzando gravemente en espiral, yo la otra concha de caracol también.

Nos abrazamos siempre hasta perder el aliento, buscando el hálito más allá, tú sumergido sin desaparecer de allí donde estás, tus ojos en mí y de frente donde la mirada se ha vuelto reflejo de dos, de mil miradas, y me aspiras. Me sumerjo como una pescadora de perlas, lengua, nada más que esta lengua que se deja atrapar , estirarse, arrastrando con ella esa sed que jamás podremos saciar, todo el cuerpo que se adelgaza para resbalar a lo más profundo, a lo más opaco, y difundirse en tu violenta suavidad. Buscamos todavía y todavía; cómo no caer más allá de su, tu, mi lengua y del vértigo de los caminos que allí llevan, siempre los mismos y sin embargo hay vías lentas, caminos fulgurantes.

Una luz que pasa, un camión toque de bocina; los asimilamos a su vez a la asfixia, bocas selladas una contra otra, vuelca del afuera en el otro lado. Inventamos el aire ahí donde sólo hay humedad, calor y noche surcada de relámpagos, y yo trago todavía tu codo, la otra nalga, tu sexo que resbala cálido y viviente en mí y que me tomará por mí también, te penetrarás porque antes de rehusar el retorno a la superficie, apenas a tiempo o quizá no a tiempo, la asfixia ya ha empezado sin duda, la inmovilidad del viaje nos ha ahogado ya en estos efluvios de miel, de canela, a través de Fafner los vientos remueven las noches, siestas, mil gestos para alcanzarnos; nuevamente somos caracoles refugiados en un caracol que viaja sobre el dorso de un pájaro sin alas, ¿será posible arribar algún día? Cuando nuestros cuerpos ya han pasado el uno en el otro por la lengua, cuando eres ya pájaro aleteando en mi pecho, serpiente ciñendo mis caderas del lado invisible de la piel, ni una sola célula escapa circunscrita desde el interior en el momento en que la negrura se estría de estrellas verdes, es preciso, es preciso volver, respirar como casi ahogados pero estamos ya ahogados, jamás se puede recuperar todo el cuerpo antes de que las bocas se desgajen una de la otra con la violencia de la estrangulación. Respirar, pero tan poco: te sumes de nuevo, cómo quedar con esos cuerpos invertidos, vueltos como guantes resbalando fuera de las manos que los retenían, y te sumes, y como delfines en un mar del que ignoramos el fondo y las corrientes resbalamos el uno contra el otro, el uno en y alrededor del otro, y como tiburones ola tras ola hendida para desgarrar eso que queda de una realidad que busca otra cosa que este ritmo.

Desde el comienzo del viaje, de todos los viajes, mesurando el tiempo desmesurado de una cresta a otra.

Y en el húmedo abandono del agotamiento, el sosiego, el caracol de caparazón de pelusa, tu rostro de adolescente que brilla en su última fatiga, y de nuevo con una mano cansada pero que el reflujo de una próxima ola todavía imperceptible mueve ya, me dibujas las caderas, los senos, las nalgas, y ese dibujo, don de ti a mí, me regalas todavía una vez el único regalo que puedo abandonarte enteramente y hasta el lago de sueño que nos mecerá.
Con una voz quebrada, más de una vez, me has dicho: «Eres tan joven.» No te equivocabas, pero qué velo te ha impedido ver todos esos años que también yo llevo conmigo, años de una edad mucho mayor que

— ¡No me hables del tiempo!

Pero sí, hablemos, nosotros que no somos niños; estamos, estamos en el tiempo como en este viaje: dentro. ¿Es que no ves que no hay ya cuatro ni tres ni dos tiempos?

Tantas veces me he precipitado en el abismo negro que sé caminar en la oscuridad. Y cortar mil veces, diez mil veces seguidas, la cabeza de la hidra, sin hacerme la ilusión de que le impido proseguir todavía y siempre su siniestro crecimiento. Años creyendo o no en un nacimiento hecho para permitirle a la muerte tomar el sol, otros para teñirla de colores violentos: nos reconocemos.

Por el momento, gran lobo marino, bogamos sobre un agua en calma, clara, sólo agitada por visiones de riberas donde horrores, torturas y guerras se agitan y nos acechan. Pero nuestras olas sólo forman una basta ondulación que respira al ritmo de nuestra locura. Luz, y la oscura pasión que nos empujará hasta el fin, siempre hasta el fin y más lejos. Allí donde te estrecho como si nuestras pieles fueran a disolverse al contacto de una con otra, hacer de nosotros un solo ser invisible.

Tu voz es clara, pero cuando viene ese velo de tristeza, cuando apenas empezando el viaje dudas nuevamente de su término, ¿cómo callarme, y cómo hablar? A su tiempo esa tristeza, mi amor, a su tiempo todavía lejano y doble. Por grande que sea la oscuridad, no hay negrura que me haga retroceder.

Tú, y todavía tú.

A fuerza de nadar en las grandes aguas negras, se aprende a flotar en la oscuridad. Boya de las peores tinieblas. Excluidas ya las vejeces humillantes, las pesadillas sanitarias; y el resto no es para ahora y ya no hay más soledad posible. ¿No has comprendido qué regalo de vida fue que no murieras hace un año? Corte. Partida. Y lo desconocido que se tiende por muchos años todavía, si quieres explorarlo con tus ojos de niño.

Dulce confusión cuando el suelo tiembla al sol y vibras contra en alrededor de mi cuerpo.

No abandonaremos la autopista en Marsella, mi amor, ni en ninguna parte. No hay otra vuelta atrás que una espiral.

(Escrito por Carol Dunlop en el libro
"Los autonautas de la cosmopista" que
escribió con su compañero Julio Cortázar)




Saturday 27 December 2014

Huye el tiempo y tú perduras

Huye el tiempo y tú perduras,
surges de la apariencia
como una flor secreta
que en la luz se desvela
y el ser desde su noche
te incendia con su fuego.
Ya no es la muerte una frontera
sino un velo de sombra
y tiempo diluido,
cuando todo es hallazgo
y tu rostro sereno
nos ama y nos reclama
con su sonrisa eterna.

(Escrito por el poeta colombiano Carlos Obregón.)




Wednesday 17 December 2014

yo no vivo: yo ardo

Dos poemas del poeta búlgaro Peiu Yávorov (seudónimo de Peiu Kracholov)

Poema: Dos almas

Yo no vivo: yo ardo. Inconciliables
dos almas rivalizan en mi pecho:
un alma de ángel y otra de demonio. En mí
respiran fuego y su ardor me abrasa.

Y arden las dos con llamas, donde toco
aun en la piedra, oigo latir ambos corazones...
Siempre los dos, en todos los sitios, obsesivamente
con rostros enemigos se consumen hasta hacerse brasas.

Detrás de mí el viento, a donde vaya,
mis huellas con ceniza cubrirá. ¿Quién podrá conocerlas?
Solitario, yo no vivo, ¡ardo!, y mi rastro
será ceniza en el sombrío infinito.


Poema: Yo sufro

Sufro. En la dedicación al trabajo,
en los remordimientos del ocio,
en la existencia ardorosa,
en los fríos ensueños irreales,
cuando vuelo, cuando caigo,
yo sufro.

Si me alzo, debajo de mí
se abre el más terrible abismo;
si vuelo impetuoso y desciendo,
el alma anhela descansar en la luz.
Siempre adelante y siempre atrás...
Y busco eternamente.

Yo sufro. Yo desprecié
las alegrías de la vida. Sufro 
en el sereno bien, cuando caigo
en el negro pecado, sufro.

Y busco. En el sufrimiento la vida se agota
en busca acaso del sufrimiento mismo.


Su esposa, Lora Karavélova, hija de un antiguo ministro y mujer de extraordinaria belleza, se suicida el 30 de noviembre de 1913. Yávorov, que también intenta suicidarse, pierde la vista a consecuencia de las heridas y es acusado, además, de provocar la muerte de Lora. Un año más tarde, a la edad de treinta y seis, Peiu Yávorov toma un veneno y se dispara un tiro en la cabeza: "No tengo porque esperar a arruinarme hasta el punto de convertirme en un mendigo o ir a un manicomio. Sed fuertes como yo. Nada puede volver."
Antología de poetas suicidas (1770-1985)
José Luís Gallero



Monday 15 December 2014

mientras agonizo


Deberíamos dar importancia a la suave caricia de las pequeñas olas de las rutinarias mareas que nos cubren para abandonarnos resbalando lentamente.
Aunque parecen irse nunca lo hacen completamente ocultándose partes en imperceptibles poros y grietas de nuestra piel de manera que nos van erosionando mediante su sutil baile de contracciones y dilataciones para ir disolviéndonos en la imparable preparación de nuestra muerte que luego cuando llega, irónicamente, creemos súbita.

Sunday 7 December 2014

Elegir la sensibilidad o la supervivencia

"Huían de su propia vida, de sus fracasos artísticos, de sus deseos siempre insatisfechos, de su exacerbada sensibilidad. Exploradores de bastos territorios del alma, expuestos a las más inclementes contradicciones, se encuentran en ocasiones en la tesitura de elegir la sensibilidad o la supervivencia. En todo caso no debemos creer que los poetas suicidas son una especie lánguida, sumida en un desánimo que le impide percibir lo que de grato tiene la existencia. Las vidas de estos muertos son un ejemplo de vitalidad extraordinaria. El peso de su sufrimiento no lastraba su paso, sino que por el contrario parecía dotarles de una maravillosa ligereza."

(Escrito por José María Perreño en la solapa de la cubierta del libro "Antología de poetas suicidas (1770-1985)" de José Luís Gallero.)

(extracto)

Ella dice que se va y a mí me da igual (de verdad, me da igual).
Ella me pide perdón por quererme y yo sonrío como el idiota que soy.
Ella musita que yo también le quiero y yo cambio de tema.
Ella camina a mi lado y yo ya la recuerdo en el pasado.
Paseo nocturno.

Friday 10 October 2014

soledades compartidas

¿cómo se desmorona todo? 
uno esperaría (exigiría) una tremenda explosión, una destrucción ruidosa, un holocausto, un...
en cambio, una lenta degradación, oxidación, corrosión, disolución paulatina, una grieta que empieza siendo mínima pero crece,... un sabor de boca, una pequeña pena que se licúa en un ojo
el brutal reconocimiento de dos soledades compartidas

Tuesday 7 October 2014

Apostar contra uno mismo

"Debí quedar marcado para siempre, porque, hasta que encontré a la china, las mujeres siempre acabaron por abandonarme. Algo hay en mí que sienten como un rechazo.
(...)
Cuando conocí a la china todo cambió. Ella penetró en un recinto de mi intimidad que se había conservado hermético y yo mismo desconocía. En sus gestos, en el olor de su piel, en la forma de mirarme, instantánea, intensa, en un breve intervalo que me dejaba bañado en una ternura arrasadora, en su dependencia hecha de aceptación irreflexiva y absoluta, tenía la virtud de rescatarme al instante de mis perplejidades y obsesiones, de mis desalientos y caídas o de mis simples ocupaciones cotidianas, para dejarme en una suerte de círculo radiante, hecho de palpitante energía, de vigorosa certeza, como la acción de una droga ignorada que tuviera el poder de conceder la felicidad sin sombras. No puedo pensar en todo esto sin preguntarme siempre cómo fue posible que la abandonase por razones articuladas con tanta torpeza, nacidas de hechos en sí intrascendentes, antes enfrentados con la mayor habilidad y sorteados con un mínimo esfuerzo, siempre sin caer en la trampa. A veces pienso con desolado furor, si no será que la encontré cuando ya era tarde, cuando ya no estaba preparado para manejar esa fuente de saludable dicha, cuando ya había muerto en mí la respuesta adecuada para prolongar semejante estado de bienestar. Ya me entiende hacia dónde voy. Hay cosas que nos llegan demasiado pronto y otras demasiado tarde, pero esto sólo lo sabemos cuando no hay remedio, cuando ya hemos apostado contra nosotros mismos. Creo que lo conozco bastante y puedo suponer que a usted le ha sucedido lo mismo y sabe de qué estoy hablando. A partir del momento en que dejé Hamburgo ya todo me da igual. En el fondo algo murió en mí para siempre. El alcohol y una desmayada familiaridad con el peligro han sido lo único que me da fuerzas para comenzar cada mañana. Lo que no sabía es que esos recursos también se van gastando. El alcohol sólo sirve para mantener una efímera razón de vivir; el peligro se desvanece siempre que nos acercamos a él. Existe, mientras lo tenemos dentro de nosotros. Cuando nos abandona, cuando tocamos fondo y sabemos en verdad que no hay nada que perder y que nunca lo ha habido, el peligro se convierte en un problema de los demás."

Empresas y tribulaciones de Maqroll el gaviero
Diario del gaviero
Álvaro Mutis




Sunday 21 September 2014

Ciudadano del mundo

(21914 Cuadernos de África)

Me han sonreído caras de todas las edades y de todos los colores. Muchos pobres, algunos ricos. Todos se han quedado en mi memoria semidesnudos en las puertas de sus casas, o elegantes esperando un tren, o frenéticos en sus quehaceres diarios,...
Dignos con sus miradas al principio inquisitivas que se transformaban en enormes sonrisas.

Ya ningún huracán, ninguna inundación, ningún terremoto, ninguna epidemia, ninguna hambruna, ninguna dictadura, ninguna guerra, ninguna esperanza, ninguna paz, ninguna alegría, ninguna fiesta,...me son lejanas.

Ahora más que nunca soy ciudadano del mundo. Y, como el poeta Pablo Neruda, establezco mi residencia en la tierra.

Asante sana, Thanks, Gracias, Eskerrik asko




Saturday 20 September 2014

Las personas tristes y el amor

Las personas tristes no viven historias de amor, sólo las recuerdan.



Wednesday 17 September 2014

El evangelio según Mzungu Jesus

(17914 Cuadernos de África 2014)
Es que es viajar solo pero el motivo del viaje es encontrar otros locos viajeros solitarios y vivir con ellos algunas jornadas compartiendo experiencias y sueños. Intercambiar miradas sonrientes que se lanzan hacia horizontes de aldeas remotas mientras el sol se oculta embelleciendo al máximo los paisajes. Beber, ya en la oscuridad, charlando sobre pasadas aventuras y planeando futuros viajes. Querer ir a todos los sitios, querer vivir todo lo que te cuentan. Hablar y hablar y hablar, borrachos de cerveza, de alguna bebida local y, sobretodo, de ganas de vivir.
Where are you from? Entonces una rutinaria explicación de nuestros aburridos países que a fuerza de viajar se han ido empequeñeciendo en nuestras mentes.
How long are you travelling? Entonces una cascada de historias, de sonrisas, de miradas cómplices y de enormes carcajadas. Una comunión de miradas brillantes, una borrachera de vida. Un sentimiento de tribu, de pertenencia al grupo de viajeros pero también al conjunto de la humanidad, de toda esa humanidad que nos sonríe y nos trata con una hospitalidad y un cariño inolvidables.
(es imposible que haya guerras entre gente así)



Friday 5 September 2014

la (metafórica) ausencia del sol

(5914 Cuadernos de África 2014)

Desde que me he despertado llueve, mucho.

Al principio, desde la litera, el feroz ruido de la tormenta, de la lluvia torrencial.

Después la mirada melancólica hacia el cielo gris, la luz atenuada, la ausencia del sol y la frialdad del suelo mojado.

También la abulia envuelto en el olor de los desayunos y el calor del refugio techado del moderno edificio central.



Monday 18 August 2014

Mirar la vida pasar

(14814 Cuadernos de África 2014)
En todas partes encuentro hombres parados de pie, sentados o recostados a los lados de las carreteras y caminos o en las aceras de las ciudades, mirando.
No encuentro mujeres mirando. Ellas portan bebés a sus espaldas, atados con grandes pañuelos de vistoso estampados a juego con sus vestidos, y otros niños corretean a su alrededor. Ellas tienen prisa, se les ve atareadas.
Me pregunto si esto es debido a una división de los roles por géneros que hace que los hombres se encarguen de los trabajos "externos" y las mujeres de los trabajos "internos" (la casa, la comida, los niños, el marido, los abuelos, la familia,...).
Esta explicación tendría sentido porque en una crisis económica desaparecen los trabajos "externos", los que contabilizan las estadísticas macroeconómicas, pero no los trabajos internos. Por muy poco que se tenga hay que seguir viviendo, hay que seguir comiendo, hay que tener la casa limpia, los niños sanos,... De hecho cuanto menos se tiene más duro es ese trabajo, más hay que optimizar los recursos, más hay que trabajar.
Además las pirámides demográficas en los países africanos tienen enormes bases de niños y jóvenes. Mucho trabajo "para las mujeres".
¿Y será entonces por eso por lo que las mujeres no tienen tiempo de quedarse a los lados mirando pasmadas la vida pasar?
(¿Será también por ese ocio abúlico por lo que es tan fácil que empiecen absurdas guerras, crueles carnicerías humanas? Debe de ser aburrido mirar la vida pasar.)




Friday 27 June 2014

Solo los amantes sobreviven

Es una película sobre vampiros. Seres nocturnos, asociales, sensibles, enamorados de la ciencia, del arte y de la belleza.

Beben sangre. Seres pálidos y taciturnos recluidos en sus góticas mentes. Seres que aman.

Viviendo siglos atrapados en la edad de su transformación. Desesperados buscando su droga.

Incapaces de soportar la estupidez destructiva de los seres efímeros que ebrios de nadas corren locos a la muerte, a las muertes.

Es una película de noctámbulos paseando por calles desiertas para recluirse durante el día entre sombras de luces no encendidas.

Una sociedad secreta de románticos melancólicos.

Sólo los amantes sobreviven.





Thursday 26 June 2014

La muerte era

La muerte era una gota de sangre en la orina
La muerte era un leve mareo
La muerte era un pequeño bulto
La muerte era un despiste al cruzar una calle
La muerte era una cadena de errores en el trabajo
La muerte era otro niño con meningitis
La muerte era un fuerte dolor en el pecho
La muerte era un momento de no soportar la tristeza

Yo quiero que la muerte sea un depredador furioso
O una tempestad que hunda barcos piratas
O el estallido de un hongo de locura en el cielo
O un beso envenenado




Tuesday 17 June 2014

16614 Cuadernos de la India

(En la estación de Pathankot Junction)

Yo estoy sentado. Se me acerca un leproso que me toca la pierna con el muñón ulceroso que le queda como mano. Pide limosna.

***

(En el tren al que me subo para ir de la estación Junction a la estación Cantonment, en Pathankot)

Las nubes y el sol que declina componen un atardecer mágico. Con esta luz y la brisa que genera el lento avance del tren se puede ser feliz. Todos vamos callados. Un niño semidesnudo, que come unas sobras que alguien tiró, se sienta en los escalones de la puerta que está abierta para dejarle mirar como se deslizan las casas, los árboles, las gentes. Toda la ternura del universo se posa sobre sus diminutos hombros morenos.

Mirando a través de la otra puerta veo, en lo alto de un edificio, entre un depósito cilíndrico de agua y una esfera de igual tamaño, un hombre sikh alto, con turbante y poblada barba negra, que nos mira elegantemente erguido sobre el fondo del cielo mágico.

Todo es mágicamente irreal en este momento. Mi soledad es total pero se disuelve.

***

(En la estación de Pathankot Cantonment)

Me llaman la atención dos familias que esperan el tren, algún tren. Una es pobre. El padre es delgado y enérgico, parece severo. La madre también tiene una seria expresión que solo desaparece cuando sonríe. Los cuatro hijos (dos niñas y dos niñas) son delgados y espabilados. El padre acerca una mesa a un banco y la familia se sienta y saca pan chapati y unos termos de los que el padre sirve a todos. Comen sentados mirándonos al resto, como en un cuadro de la última cena, muy disciplinados bajo la rígida mirada del padre. Y luego se lavan los dientes en el baño y recogen todo. Yo pienso "qué dignidad".

La otra familia es de ricos. Padre, madre, hijo e hija, los cuatro están gordísimos. A nadie le extrañaría si explotasen ahora mismo porque sus caras ropas a duras penas pueden contener tanta grasa. Geométricamente hablando no están lejos de ser esferas y cuando ese día llegue será una liberación para ellos poder desplazarse rodando porque a duras penas pueden andar? Todos lo miembros de la familia tienen caros teléfonos móviles o "tablets" (aunque sea difícil imaginar cómo pueden manejar las pantallas táctiles con esos dedos tan gordos).

Cuando el hijo de los ricos saca su "tablet" y se pone a jugar, descubro una mirada de fascinación en la hija mayor de la primera familia y fantaseo con la idea de una relación entre ellos basada para ella en la salida de las estrecheces, de la pobreza y de la ausencia de caprichos y lujos. Entonces me planteo si es así como funcionan las cosas, si es así como ricos monstruosos o ricas monstruosas consiguen casarse, acostarse, tener la ilusión de ser amados, por mujeres u hombres bellos, atractivos. Y no me refiero sólo a monstruosos y bellos desde de un punto de vista físico, lo que siempre es discutible, sino ético y moral, de dignidad.

Lo cierto es que en este caso el chaval no le hace ni caso. Es su padre (cuya sebosa cara podría usarse en un diccionario para ilustrar la definición de pánfilo) el que lanza miradas lascivas a la niña. Y entonces me hago otra pregunta pero me da tanto asco que ni la escribo.



Thursday 12 June 2014

11614 Cuadernos de la India

De repente el viento se agita, se revuelve, se enfurece.
Parece que quiere arrancar las banderas de oración.
Las plegarias vuelan enloquecidas hacia los impasibles rostros de las divinidades dibujadas.

Alguna gota de agua se cae,
pero no la tormenta.

La temperatura baja y se puede disfrutar.

El cielo se pinta de colores mágicos y se llena de matices.
Es tan bello que digo que es irreal.

El sonido son las hojas, los animales,
el silencio es humano.

Se podría ser feliz aquí y ahora.

En esta hora de luz rosácea todo se dora
y surge un arco iris
efímero porque nos oscurecemos
los árboles, la hierba, la tierra
y nosotros que estamos aquí todos solos.

En esta hora, digo, no quiero suicidarme

A veces siento, diría, que ante mí se están abriendo las puertas de la percepción.
Esto allá, en donde yo he vivido, se llama estar loco.







Friday 30 May 2014

Rishikesh, India

Te miran como diciendo "sabemos que no te vas a ir, no te puedes ir". Entonces se levanta una leve brisa desde el Ganges y te ves envuelto en enigmáticas sonrisas entre ojos puntuados en rojo. Coloridas mujeres y sadhus, hombres en blancos ropajes, niños y niñas de enormes miradas. La soledad de una gota en un río. Olores y sonidos. Pero hasta esta vorágine se llega a detener, se silencia, se adormece,... se difumina, se esconde.

Pronto la noche se empieza a calentar, el sol se empieza a difundir suavemente desde el horizonte coloreando, primero sin ser visto, y luego mostrándose intensamente anaranjado, iluminando.

Vuelve el movimiento incesante, el río de peregrinos que afluye al Ganges bajando la callejuela de destrozado pavimento y desproporcionados escalones. Las señoras mayores tienen enormes dificultades que son angustioso esfuerzo cuando tienen que subir. A los lados todo son joyerías y tiendas de ropa y de elementos religiosos hindúes. Los dueños, especialmente los de las joyerías, reclaman constantemente la atención de las mujeres que bajan y les prueban rápidamente anillos o pulseras. Por todas partes niños de voces lastimeras, sadhus, lisiados, ancianas,... piden, mendigan. Los templos absorben a algunos devotos pero otros continúan su marcha y cruzan el Ganges por el Lakshman Jhula para, en la otra orilla, llegar al templo de Tavambakeshwar. Hay más río, hay más ofrendas, más peregrinos, hay ghats en las que los fieles se bañan, hay otro puente, Ram Jhula, y muchos más ashrams. Esta es una ciudad sagrada.





Sunday 25 May 2014

La próxima vez que venga

La próxima vez que venga a estos países lo haré como turista. Serán unas vacaciones de dos o tres semanas, sólo a un país. Las prepararé con tiempo buscando información en internet, de viajeros en blogs y de páginas especializadas, y estudiando con detalle varias guías de viaje. Antes de empezar mi viaje sabré todo lo que se "debe" ver y planificaré mi ruta cuidadosamente para no perderme nada. Compraré todos mis billetes de avión, tren, autobús,... de cualquier transporte, "in advance" y lo mismo haré con los alojamientos e incluso, cuando sea posible, con las entradas a palacios, stupas, museos, cursos (cocina, meditación,...), actividades (trekking, parapente, kayak,..), etc. De esa manera ahorraré mucho dinero y no tendré preocupaciones logísticas.

Una vez en el país seré un generoso y alegre turista. Cogeré taxis para distancias de doscientos metros y dejaré propina al conductor, me sentaré en los restaurantes sin pedir antes el menú, para una concienzuda revisión de precios, y será en esos pulcros restaurantes donde probaré la comida local no en los cochambrosos puestos callejeros de las pestilentes callejuelas atendidos por sucios "locals". Me tomaré cervezas por las que pagaré diez veces el precio de una comida y estarán frías a pesar de los constantes cortes de suministro eléctrico porque saldrán de neveras alimentadas por generadores de gasoil y sistemas de baterías que a la vez mantendrán el aire acondicionado desde cuyo confort miraré a las gentes pasar.
Gastaré, lo más importante es que gastaré, iré en tuk-tuks, en rickshaws, en cyclos,... Daré limosnas también. Inundaré el país con propinas. Todo el mundo me sonreirá, me acompañará a los sitios, me llevará las maletas, me explicará templos, ritos,... Me reirán las gracias.

Y cuando vuelva a casa elegiré algunas de las fotos del viaje y las imprimiré para decorar mi oficina. Ya me puedo ver a mi mismo sentado en una tarde fría, lluviosa y oscura de mi ciudad mirando con sonrisa bobalicona hacia las brillantes fotografías y reviviendo lo bien que se estaba allí...

Y ya me escucho contando a todo el mundo que la gente en estos países, a pesar de no tener nada, de ser muy pobres, siempre sonríen y parecen muy felices.



Monday 19 May 2014

Katmandú

(Cuadernos de Nepal)

Katmandu es muy parecido a como debe de ser el infierno. Leo en la Lonely Planet que hubo un terremoto en 1934. Paseando entre el caos de polución, sonidos de claxon, opacas nubes de polvo, calles destrozadas, edificios en ruinas, piedras, ladrillos, plásticos, basuras, socavones,... se diría que el terremoto fue ayer. Después de cuatro noches aquí, lo que pienso es que hay un terremoto cada noche.

***

Hoy, cuando iba a la embajada india, me ha vuelto a impresionar el horror que es esta ciudad y los desesperados (vistos desde fuera, por un turista) pero rutinarios (resignados, vistos por ellos) esfuerzos de sus ciudadanos caminando a trompicones entre charcos, subiendo a precarios bordillos, asomándose a edificios en ruinas mostrando sus fantasmales siluetas recortadas sobre un fondo de escombros, caminando ajenos a los pitidos, a los frenazos, a los casi atropellos,... Dignos entre el polvo, el barro y la polución.

Las personas, de los dos sexos y de todas las edades, viajan hacinadas en furgonetas usadas hasta el extremo, forzadas al máximo, que se disparan rabiosas entre una parada y la siguiente hasta embestirla y en todas ellas hay un muchacho que viaja en la puerta abierta y vocea, supongo, el destino. Y aún entran más personas a ocupar el mínimo espacio "disponible". Tienen ojos tristes estas personas, visibles a través de las sucias ventanillas contra las que se aplastan sus mejillas y sus frentes aunque sus manos traten desesperadamente de impedirlo mostrándonos sus palmas pegadas al vidrio.
A mí no me gusta Katmandu porque en cada ineficacia, en cada muestra de la miseria, veo los gordos dedos adornados con anillos de oro de la corrupción de los poderosos y de sus lacayos necesarios.

***

¿Qué hace esta gente trabajando como hormigas rabiosas, acarreando piedras y ladrillos en sus "dokos" o "kuros", vaciando montones de tierra para elevar al lado otros montones de tierra, enfangados hasta los tobillos y con máscaras para paliar el daño de la nube de polvo sucio?
¿No será todo una gran representación teatral del absurdo? ¿No nos querrán mostrar el sinsentido del progreso capitalista? (¿No estarán esperando a Godot?)




Wednesday 14 May 2014

Siddhartha

Al principio de este viaje volví a leer Siddhartha de Hermann Hesse. Lo leí hace años en español (ahora lo he leído en inglés) pero no lo disfruté, no lo entendí como ahora.

Alguien me dijo que trataba de la vida de Buddha, pero desde el principio del libro se presenta a Buddha como un personaje distinto de Siddhartha. De hecho es alguien a quien todos siguen, es El Iluminado, pero cuando Siddhartha le conoce no le sigue sino que decide seguir su camino porque no cree que lo que busca le pueda ser enseñado.

Así que busca viviendo como samana, como rico mercader, experimenta el placer del sexo, el vicio del juego, tiene un hijo, trabaja como barquero,... En su camino alcanza al fin la perfección, el Om, en la conclusión de que todo es eterno, de que el tiempo no existe, de que todo ocurre al mismo tiempo y de que todo es uno, la Unidad.

Cuando, en las páginas finales, Siddhartha revela esto a su amigo de infancia Govinda, vemos que Siddhartha ha alcanzado la Iluminación y la conclusión de unidad y eternidad nos muestra que Siddharta es Buddha. O sea, la manera de contar la historia que utiliza Hesse implica que en la misma estructura del relato está la esencia de la enseñanza: la sabiduría no se puede transmitir, no se puede enseñar; no hay una verdad; el tiempo no existe; todo es uno. Om



Sunday 11 May 2014

Friday 9 May 2014

Amar egoístamente

Algunas personas piensan que una pareja debe ser alguien que se adapte a sus expectativas y les haga felices. Si la otra persona simplemente les ama pero no quiere cambiarles, ni limitar su libertad, ni moldearlas, ni adaptarlas a sus ilusiones pero tampoco quiere adaptarse ella misma al molde soñado por su pareja, entonces esas personas interpretan egoísmo, egocentrismo. O sea que cuando una persona actúa como un espejo, dándoles libertad y defendiendo su libertad, estas personas lo que ven es egoísmo pero no se dan cuenta de que lo que realmente ven es el reflejo de su propio egoísmo.



Saturday 29 March 2014

lo que queda de mí

(La mujer que sabe la verdad
La mujer que me conoce
Me deja)

Apesto a sudor, a especias, a barro
Apesto a vida
Huelo

Mi piel se agrieta envejeciendo
Mi cara ya no oculta mi edad
Algunos dolores me sacan de mis ensoñaciones
Demasiada gente se muere como para ignorar la nada
El sol cada día brilla más fuerte para mí

Yo sólo quiero correr
mojarme, sentir
Que la vida me pase a mí




Friday 14 March 2014

No poder escuchar Moby

Ella le dijo que por su culpa desde hace once años ella no puede escuchar a Moby. Él intentó balbucear que no le echase la culpa de eso ni de nada. Él no tiene la culpa aunque él no lo crea. Se levanta el telón y hay un hombre que grita por no llorar. Una mujer morena lleva una camisa blanca ajustada que le marca su escaso pecho. Mira tan lejos y tan seria que esperamos que esté actuando. Alguien en el patio de butacas cierra los ojos y rápidamente los abre, todo ha cambiado. La luz oscura igual. Fuera hace mucho frío y mucho domingo de ciudad gris y húmeda. Alguien puso farolas que lloran luz amarilla para que suframos más. En otros lugares hace sol y se suda de calor en camas sin mantas. Cuando él baja solo a su casa vacía, el viento norte le congela la mirada. En su cabeza suenan canciones de luz y él delira de viajes y pasiones. Nadie le ve pasar, nadie escucha la fanfarre de músicos locos que bajan con él. Puede ver el sol anaranjado que saldrá mañana. En su soledad imagina mares en charcos y acaricia piedras como cuerpos. Se diría que besa cuando habla solo. Se le acusa de abrazar muy fuerte y de dibujar labios con su lengua. Revuelve, es intenso, no se conforma, no entiende la realidad, ni el paso del tiempo. Y cuando mira hacia el horizonte de un mar de playa, él espera un tsunami o algo. Si los que pasan a su lado le prestasen atención le escucharían murmurar "todo, todo, todo". Interpretaremos cada palabra y le encontraremos su remedio homeopático o "normal".
Lo mejor que podía hacer es morirse.

Thursday 13 March 2014

Mood

Estoy bien, bueno..., se pude decir que estoy bien. Y entonces, de repente, viene un día sin luz, nublado, y llueve barro en los bajos de mis pantalones. Y se me olvida que estoy loco y veo todo con una lucidez que me estrangula. Tengo que beber. Tengo que golpear paredes. Tengo que herirme. Tengo que gritar y llorar. Me tengo que matar.
Pero todavía estoy vivo.


A veces me escucho lo que escribo y me horroriza la fragilidad de quien siente eso. Y me da miedo o pena, no sé.


Mi problema es que doy todos los besos. No los presto. Y luego no puedo recuperarlos. Y cuando los necesito no tengo besos.


¿Te quedarías conmigo por evitar que me matase?


Aunque sé que también se solea y es hermosa, siempre que llueve, esté en dónde esté, me acuerdo de ese trozo de calles, gentes y jardines con un río que me he acostumbrado a llamar mi ciudad.





Monday 3 March 2014

El mercado

En la vida de todas las ciudades por las que voy pasando, tanto en Tailandia como en Laos, en Camboya y ahora en Vietnam, el mercado es un pieza fundamental. Lo mismo en pequeñas ciudades que en megalópolis como Bangkok, Phnom Penh o Saigón.

El mercado, generalmente un "mercado central" y una constelación de otros mercados, es el corazón de la ciudad, late con fuerza procesando la sangre de la ciudad y bombeando vida al conjunto de calles, edificios y gentes. Todo se compra y todo se vende y, viendo el frenético movimiento de estos fantásticos hormigueros humanos, uno no duda de que la existencia de todas estas personas no tendría sentido sin levantarse para el mercado, prepararse para el mercado, comprar o vender en el mercado y volver a empezar.

Las mercaderías se gritan, casi se cantan, y los precios bailan en el enloquecido regateo que es un auténtico teatro de expresiones ceñudas, gritos airados y sonrisas cómplices (ya que no es más que un juego, un idioma, una forma de vivir unos con los otros).

Las mercancías se preparan cuidadosamente ya sean comidas, ropas, productos electrónicos, joyas,... Se limpian, se ordenan, se vigilan. Incluso se duerme con ellas. La basura se acumula y los olores lo impregnan todo. Luego, al final que ya es el principio otra vez, se limpia.

Ofrecer, vocear, mostrar, curiosear, mirar, preguntar, tocar, probar,... la aglomeración entorno a los puestos, el murmullo de fondo, el intercambio del regateo,... gritos y susurros. Callosas manos que aprietan fajos de billetes mientras sus torpes dedos cuentan las sumas pactadas, remoloneando en el último intento de mejorar el precio. Billetes manoseados que fluyen de unos a otros y que hace tiempo que perdieron el rigor y el olor con que los imprimieron las casas de moneda para los orgullosos y poderosos bancos.

Nadie repara en la marcha del sol. No se cede a la noche porque nos mande su oscuridad. Miles de bombillas se encienden y estiran la comedia mediante los mercados nocturnos.

Aún hay tiempo para seguir ganando y perdiendo, engañando y siendo engañados, comprando y vendiendo a la vez que se come y se bebe y se mira, también a las personas porque somos parte del mercado.

Poco a poco el pulso va bajando, la ciudad se prepara para dormir y su corazón también. La actividad se minimiza y por unas horas, pocas, dejamos las calles a los perros callejeros y a las ratas.

(En estas ciudades todos los perros son callejeros. Todos lo somos.)




Saturday 1 March 2014

Monday 24 February 2014

Phnom Penh, capital de Camboya, 2

Ciertamente se vende de todo en el Central Market. En el centro del edificio hay joyerías, en los ramales comida, productos electrónicos, ropa, etc. En esa zona el asedio de los conductores de ciclos, motos y tuk-tuks es insoportable. Hombres de uniforme les impiden entrar en el corazón del mercado, en la parte de las joyerías.

En las calles adyacentes un ejército de fantasmales tullidos, viejos mendigos, locos estúpidamente sonrientes,... No veo las ratas ni las cucarachas en esta hora bulliciosa pero sin duda están disfrutando del estercolero.

Pero ellos sonríen. No todos, algunos están exhaustos de hambre y enfermedad y no pueden mirar más que como cadáveres andantes, como desde el más allá. Como nos miran las víctimas del Khmer Rojo desde las fotografías que la meticulosa contabilidad del horror que dejaron sus asesinos nos permite ver en el museo Tuol Sleng (S-21).

Pero muchos sonríen, con una sonrisa satisfecha, de aparente felicidad,... con una sonrisa idiota.



Sunday 23 February 2014

Phnom Penh, capital de Camboya

Phnom Penh son un millón y medio de personas. Apenas he conocido el centro, la zona del Royal Palace, de la Silver Pagoda, de los mercados Central y Ruso, del río y su puerto turístico,... De las guest houses, hostels y hoteles, de los bares y salas de masaje (o de lo que sea).

He paseado entre las miradas distraídas de los occidentales sentados con jovencísimas asiáticas, me parecían aburridos en esas horas del día. Seguramente ese tiempo de la comida, de la mañana, de la tarde, es un trámite desagradable, cansado, para lo que ellos han venido a buscar. Como las personas de aquí, parecen inmunes al pestilente tufo de las calles y a mis miradas curiosas que tratan de escrutar sus almas. En cierto modo ya son de aquí.

He recorrido las modernas avenidas, enormes edificios, sedes de ONG, embajadas y altivas entidades financieras. He nadado en el rabioso tráfico, caótico a mis ojos pero normal, al menos llevadero, para el enjambre de ciclomotores, coches, tuk-tuks, ciclistas, cyclos, camionetas, camiones, autobuses, destartaladas furgonetas sobrecargadas hasta parecer hinchadas y reventar la chapa. Todo tipo de vehículos y entre ellos temerosos peatones avanzando mientras son esquivados, representando una inconsciente metáfora de la fragilidad humana. Enormes, lujosos y carísimos todoterrenos Lexus pasan veloces rozando, con los mismos poderosos neumáticos que envuelven ostentosas llantas, los montones de basura maloliente que se acumulan a los lados, desbordando las aceras, y de los que de repente surgen uno, o dos, o más niños cochambrosos, semidesnudos bajo sus raídas ropas y que, desgreñados, abren sus negros ojos y sonríen inmediatamente al cruce de miradas.

Lonely Planet dice que el Royal Palace es un oasis en medio de la estridente locura. Estaba tan desesperado que les creí. Lujo y limpieza con edificios de estética asiática y colores falsos en honor de la mentira de la realeza. Un escenario de plástico para mí que, desde que pisaba la calle por las mañanas, ya no me podía quitar el hedor (o el recuerdo del hedor).

Son muy amables. O eso creen, o eso les han dicho que es la amabilidad. Ese asedio constante de frases cortas y ridículas, probablemente las únicas que saben en inglés. En cualquier caso sólo las usan para detenerte y rápidamente tratan de venderte algo. Soy un turista en esta ciudad, es cierto. Pero no es necesario que me lo hagan tan evidente. ¿Soy un turista siempre, en cualquier lugar?

Pisas la calle, ellos ya están agazapados en sus tuk-tuks o apoyados en sus motos. Desde todos lados escuchas: "sir, tuk-tuk?", "friend, tuk-tuk?", "mister, tuk-tuk?", "How are you? Tuk-tuk?", "moto, sir?", "where are you from?, tuk-tuk?"... Y al principio eres amable y contestas a todos con un "No, thank you" y te vuelves cuando te silban o te gritan, pero pronto te vuelves como ellos y empiezas a ser parte de esta basura de dólares y desperdicios.

No se conoce el silencio en este infierno. Me pregunto que ocurriría si se difuminase el ruido y surgieran los sonidos de los pájaros, el murmullo del río. Puedo ver las caras de sorpresa, de incomprensión, de esta gente. Sus miradas suspendidas en la fragilidad de ese instante hasta que uno de ellos comenzase a gritar y a circular loco y todos le seguirían porque ellos llaman "vida" a esta estridente nada.

Supongo que hay muchos ricos viviendo de esta injusticia gracias a la corrupción. Lo importante es es flujo de dólares. La banca gana.




Sunday 16 February 2014

Laos, Camboya. El mundo.

No hay nada bueno en la miseria. (A veces) puedo sentir la represión que, a golpes, ha puesto a estas personas en cuclillas en las puertas de sus precarias chabolas, entre la basura, lanzando sonrisas llenas de amargura y de resignación a las muchedumbres de dólares en pantalones cortos, con estrafalarios sombreros y ruidosamente felices, que pasan ante ellos.

Con sus ojos inundan el mundo de tristeza.

Pero los paisajes, la flora, la fauna, los monumentos y las fiestas son impresionantes. Y todo es barato.





Tuesday 28 January 2014

Qué hago yo aquí

¿Qué encuentro en los lugares a los que viajo? Encuentro personas ganándose la vida. ¿Qué es la "vida"? Comer, dormir, amar, ser amados, algunas sonrisas, quizás alguna carcajada, un día soleado, la temperatura cálida, la ilusión de una cita, de una cena, de una fiesta. Dos miradas cómplices, dos manos entrelazadas. La espera de un nacimiento, de un "sí", de un aumento de sueldo, de una venta, de una lotería,... Volver a dormir y volver a despertar.

Y yo paso entre ellos que, ruidosos y afanados en sus quehaceres, no llegan ni a sentirme pasar (no me ven, no me escuchan, no me huelen) y si lo hacen me sonríen disfrutando de la graciosa extravagancia de este barbudo desgreñado con la cara quemada por el sol y los ojos claros y sonrientes.

Yo, por mi parte, miro y escribo.

(No tengo interés en hacer excursiones a la jungla, ni en visitar templos ni monumentos señalados. He venido a mirar a la gente, a ver cómo viven, a que me sonrían.)




Sunday 26 January 2014

No escuchas los gritos

A veces viene toda la tristeza y, como viene contigo, le abro la puerta. Y entra.

Thursday 23 January 2014

Pai, sunny Pai

Tanta luz y la alegría (energía) del paseo solitario de esta mañana por los montes cercanos. La temperatura. El ir "cogiéndole el punto" al sitio. Este bar, el "whynot", en el que me tomo tranquilamente una cerveza mientras escribo y tengo wifi... Aquí sentado viendo pasear por la calle, enmarcados por el porche del bar, a todos estos turistas... Todo esto me hace tener una mirada misericordiosa hacia este pequeño pueblo y hacia mí, y no sentir ya la rabia, la oscuridad, de mi primera mirada (anterior post). En este momento, en cambio, me siento parte aunque esté (como siempre) fuera mirando.

Todo es falso y fingido pero no sólo aquí. Lo es en todo, en todas partes. Y está bien. Es magia, es una ilusión. Desempeñamos nuestros papeles, actuamos. Nos repetimos, nos copiamos. En esta comunión, en la aceptación de este código somos sociedad, somos humanidad. Nos reconocemos en los gestos, en el código de sentimientos y anhelos ya establecidos. Estamos aquí de "vacaciones", nos sirven, compramos, bebemos, reímos. Está bien, es así. Lo mismo cuando trabajamos, amamos o morimos. Está bien, no hay nada más. No hay esencia. No hay sonrisas que sean falsas, no se trata de la motivación de la sonrisa, es la sonrisa en sí lo que importa. O sea, no se trata de si hay razones para sonreír. Lo hacemos y nos corresponder y en ese intercambio somos felices. No se razona. La vida no es nada más, todos queremos lo mismo.

Esto es una fiesta. Si te lo puedes permitir, participa. Estos es el presente, no te va a esperar. Sonríe. Y además hace calor y los cuerpos y los rostros son hermosos. Y hay buena comida y alcohol. Puedes pasar de largo de esta fiesta y muy serio caminar hacia la oscuridad de tus reflexiones consultando tus libros... Pero la esencia es este sorbo de cerveza... umm... y esa manera de caminar... y las luces del día que se funden lentamente, "sunset".

En este momento somos felices y seguimos el ritmo de la música con los pies y con la cabeza.

(Pasan montados en una motocicleta un hombre joven, su bebe y su pareja, europeos. Sonrientes y felices.)




Wednesday 22 January 2014

Pai, Thailand

En este refugio hippy-turístico comparten calles y mesas de bares jovencísimos chicos y chicas europeos, americanos, australianos, japoneses, chinos,..., disfrutando de un "gap year" o de unas vacaciones de dos, tres, cuatro, seis meses, con individuos absolutamente fumados y borrachos que parecen haber envejecido atrapados en esta caricatura de Easy Rider. La policía, las leyes, Thailand,... miran para otro lado, en esta parte del mundo históricamente famosa por ser nudo neurálgico del tráfico de opio, mientras estos dinosaurios de raídas melenas y barbas, de encanecidas miradas, van cambiando sus dólares por lenta agonía hippy que sorben con sus agrietados labios en finos hilos que sortean sus amarillentos y dañados dientes para aumentar la fetidez de sus ya casi muertas bocas. Gordos y viejos Santa Klaus con sus blancas melenas recogidas atrás en coletas, que ríen moviendo sus carrillos alcohólicamente sonrosados mientras se pasan un peta o miran de reojo a una puta (chica o "lady boy"). Y no sé qué me produce más tristeza si la alegre inocencia de los que empiezan a vivir o la lenta disolución en el humo del hachís de esos ojos que unos arrugados párpados tratan de ocultar para que no lo inunden todo con su infinita tristeza.
(O igual simplemente me pasa que estoy solo y soy consciente de ello.)



Thursday 16 January 2014

Soñar en un tren

Imagínate que te duermes y sueñas que viajas en el tren nocturno que va de Bangkok a Chiang Mai y que cuando te despiertas ves amanecer a través de las vetustas ventanillas del tren cuyo traqueteo te mecía mientras soñabas. Y los límites de la realidad y del sueño se difuminan.



Wednesday 1 January 2014