Friday 10 October 2014

soledades compartidas

¿cómo se desmorona todo? 
uno esperaría (exigiría) una tremenda explosión, una destrucción ruidosa, un holocausto, un...
en cambio, una lenta degradación, oxidación, corrosión, disolución paulatina, una grieta que empieza siendo mínima pero crece,... un sabor de boca, una pequeña pena que se licúa en un ojo
el brutal reconocimiento de dos soledades compartidas

Tuesday 7 October 2014

Apostar contra uno mismo

"Debí quedar marcado para siempre, porque, hasta que encontré a la china, las mujeres siempre acabaron por abandonarme. Algo hay en mí que sienten como un rechazo.
(...)
Cuando conocí a la china todo cambió. Ella penetró en un recinto de mi intimidad que se había conservado hermético y yo mismo desconocía. En sus gestos, en el olor de su piel, en la forma de mirarme, instantánea, intensa, en un breve intervalo que me dejaba bañado en una ternura arrasadora, en su dependencia hecha de aceptación irreflexiva y absoluta, tenía la virtud de rescatarme al instante de mis perplejidades y obsesiones, de mis desalientos y caídas o de mis simples ocupaciones cotidianas, para dejarme en una suerte de círculo radiante, hecho de palpitante energía, de vigorosa certeza, como la acción de una droga ignorada que tuviera el poder de conceder la felicidad sin sombras. No puedo pensar en todo esto sin preguntarme siempre cómo fue posible que la abandonase por razones articuladas con tanta torpeza, nacidas de hechos en sí intrascendentes, antes enfrentados con la mayor habilidad y sorteados con un mínimo esfuerzo, siempre sin caer en la trampa. A veces pienso con desolado furor, si no será que la encontré cuando ya era tarde, cuando ya no estaba preparado para manejar esa fuente de saludable dicha, cuando ya había muerto en mí la respuesta adecuada para prolongar semejante estado de bienestar. Ya me entiende hacia dónde voy. Hay cosas que nos llegan demasiado pronto y otras demasiado tarde, pero esto sólo lo sabemos cuando no hay remedio, cuando ya hemos apostado contra nosotros mismos. Creo que lo conozco bastante y puedo suponer que a usted le ha sucedido lo mismo y sabe de qué estoy hablando. A partir del momento en que dejé Hamburgo ya todo me da igual. En el fondo algo murió en mí para siempre. El alcohol y una desmayada familiaridad con el peligro han sido lo único que me da fuerzas para comenzar cada mañana. Lo que no sabía es que esos recursos también se van gastando. El alcohol sólo sirve para mantener una efímera razón de vivir; el peligro se desvanece siempre que nos acercamos a él. Existe, mientras lo tenemos dentro de nosotros. Cuando nos abandona, cuando tocamos fondo y sabemos en verdad que no hay nada que perder y que nunca lo ha habido, el peligro se convierte en un problema de los demás."

Empresas y tribulaciones de Maqroll el gaviero
Diario del gaviero
Álvaro Mutis