Cuando estés vieja y gris y soñolienta

Cuando estés vieja y gris y soñolienta

y cabeceando ante la chimenea, toma este libro,
léelo lentamente y sueña con la suave mirada
y las sombras profundas que antes tenían tus ojos.

Cuántos amaron tus momentos de alegre gracia
y con falso amor o de verdad amaron tu belleza,
pero sólo un hombre amó en ti tu alma peregrina
y amó los sufrimientos de tu cambiante cara.

E inclinada ante las relumbrantes brasas
murmulla, un poco triste, cómo escapó el amor
y anduvo en las cimas de las altas montañas
y entre un montón de estrellas ocultó su rostro.

El vino entra en la boca
y el amor entra en los ojos;
esto es todo lo que en verdad conocemos
antes de envejecer y morir.
Así llevo el vaso a mi boca,
y te miro, y suspiro.

Si tan sólo yacieras muerta y fría
y las luces del oeste se apagaran,
y yo reposaría la frente sobre tu pecho
y tú susurrarías palabras de ternura
perdonándome, pues ya estás muerta:

No te alzarías ni partirías presurosa,
aunque tengas voluntad de pájaro errante,
mas tú sabes que tu pelo está prisionero
en torno al sol, la luna y las estrellas;
quisiera, amada, que yacieras
en la tierra, bajo hojas de bardana,
mientras las estrellas, una a una, se apagan.

William Butler Yeats

Let's Get Lost

Acabo de ver un fascinante documental sobre la vida del músico de jazz Chet Baker, "Let's Get Lost".
Es una hipnótica película en blanco y negro que te envuelve y seduce como la propia música de Chet Baker.
E inevitablemente te va abrazando como una pareja cariñosa y entregada en el medio de una pista atestada de gente que se va difuminando mientras te entregas a su tacto y a su mirada.
Y se diría que no hay nadie más. Hasta que la música se detiene y alguien enciende las luces y nos vamos a ningún lugar. Solos.

Una pareja para el resto de la sociedad

Cogemos, escogemos, a una persona pero no la vemos, la vislumbramos, y rápidamente la desnudamos y la vamos vistiendo con nuestros sueños y deseos. No importa que la realidad, tozuda, se muestre aquí y allá porque rápidamente corregimos el matiz disonante con nuestra paleta de expectativas. 
Así que, por un tiempo, conseguimos ser felices porque estamos con la persona deseada y amada y somos tan plenos y estamos tan exultantes y crecemos y volamos tan alto que a nadie le extrañaría que estallásemos de gozo, de placer, de alegría. 
Pero un día el alien que se escondía dentro de la persona moldeada, o sea la propia persona, se manifiesta y nos abofetea con su cruel realidad que la muestra tal como es. Y la magia se desvanece y si ella no se va, nosotros nos vamos. No es necesario que nos vayamos físicamente, quizás sigamos viviendo juntos el resto de nuestra vida como dos cuerpos, dos seres desconocidos. 
(Una pareja para el resto de la sociedad.)

El esfuerzo involuntario de ser

Y asomado al parapeto, disfrutando del día, sobre el volumen variopinto del conjunto de la ciudad, sólo un pensamiento me inunda el alma - el íntimo deseo de morir, de acabar, de no ver ninguna otra luz sobre ciudad alguna, de no pensar, de no sentir, de dejar atrás, como un papel de envolver, el curso del sol y de los días, de despojarme como de un traje pesado, a la orilla del lecho infinito, del esfuerzo involuntario de ser.

Fernando Pessoa

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De repente cambiáis las reglas. Cambiáis el mundo (la "realidad"). Las cosas ya no son como eran (¿eran?). ¿Por qué? Porque lo decís vosotros que habéis tallado vuestras vidas con fracasos, incomprensión, incomunicación, mentiras, frustraciones, simulacros,... nadas, sucesivas nadas,... vacío.
Vosotros, que estáis muertos, me acogéis en vuestro putrefacto cementerio entre los fríos mármoles que soportan mensajes vacíos.
Sois muertos vivientes y me queréis convertir en otro muerto viviente. Porque creéis haber detectado un momento de debilidad. Porque me caí y me quedé aturdido, desorientado, y los buitres vinieron en presurosas miríadas de carroñeros. Cobardes vuelan en círculos, se posan cerca, caminan torpes, tambaleantes, esperan la audacia del primero de ellos para que hunda su pico en mi carne aún fresca, más fresca de lo que ellos mismos piensan porque todavía estoy vivo y lucho porque esta batalla contra mí es parte de la guerra contra el amor, de la guerra contra la vida. Y como un quijote de mirada desorbitada, abandonado, como un lunático que lucha solo, yo os grito que no me rindo, que no me resigno, que vosotros no me podéis comprender con vuestro limitado vocabulario de rutinas, de ideas simples, de sentimientos tópicos. Porque no soy clasificable en vuestro sistema animal de nacer, comer, dormir, follar y morir. Soy un "outsider" de vuestra mierda, de la masa hedionda de nadas esperando un gol, un vestido o la muerte. Porque yo siento, veo, porque yo soy un poeta.
Y como soy un poeta sufro (porque siento)
sufro (porque quiero más, quiero todo)
pero también porque soy un poeta
amo
y 
vivo
O sea que, a diferencia de vosotros, cuando muera habré vivido.