"¡Ah, sí, la noche! Pero presten más atención, de lo contrario nunca llegaremos a nada. Miren. ¿Quieres mirar al cielo, cerdo? Bueno, es suficiente. ¿Qué es lo extraordinario de este cielo? Es pálido y luminoso como cualquier otro cielo a esta hora del día. En estas latitudes. Cuando el tiempo es bueno. Hace una hora aproximadamente, después de habernos enviados desde digamos las diez de la mañana, sin disminuir los torrentes de luz roja y blanca, ha empezado a perder su brillo, a palidecer, cada vez un poco más, un poco más, hasta que ¡zas!, ¡se acabó!, ¡ya no se mueve! Pero... pero, detrás de ese velo de dulzura y de calma, la noche galopa y caerá sobre nosotros, ¡ptac!, así, en el momento en que menos lo esperemos. Esto es lo que sucede en esta puta tierra."
Esperando a Godot
Samuel Beckett
Monday 26 January 2015
Nos ahorcaremos mañana. A menos que venga Godot.
Friday 23 January 2015
Edmond Jabès
El extranjero te permite ser tú mismo, al
hacer de ti un extranjero.
Lo que está ante ti te remite a tu imagen; lo
que está detrás, a tu rostro perdido.
La singularidad es subversiva.
El decía: “El escritor es el extranjero por
excelencia. Sin derecho de residencia en sitio alguno, se refugia en el libro,
de donde la palabra lo expulsará. Cada vez, sus salvación se la deberá,
provisionalmente, a un nuevo libro.”
No se nace extranjero. Se hace, a medida que
uno se va afirmando.
Ser uno mismo es estar solo.
No hay sueños ni cielos acabados.
Fragmentos.
Lugares escritos. El sendero polvoriento es
el seguido.
Te estiras. Te estiras.
No sabes que desapareces.
La amarga constatación del tenebroso final de
un día vivido.
Veo en tus ojos una imagen de mí que nos
remite a la nada a los dos.
Caminas y la ciudad se entreabre a tu paso y
se cierra tras de ti. ¿Qué quimera persigues? ¿Qué sueño extravagante? Lo que
esperas te acecha desde siempre. ¿Lo sabías? ¿Irás a la izquierda o a la
derecha? ¿Lo sabes con claridad?
De ahí, probablemente, ese aire vago,
inquieto, que se te atribuye.
Y esa sonrisa que no es sino mueca
prolongada, crispación del rostro, elocuente expresión de una angustia que te
esfuerzas por encubrir.
Detrás de los muros que vas rozando hay
personas que también esperan o que, por haber creído demasiado pronto en su
estrella, han perdido quizás toda esperanza.
Derribar los muros, no los que nos protegen
sino los que nos dividen.
Hacer propio un lugar cualquiera, ¿no es,
enseguida, excluir al vecino?
Ninguna pared entre la Nada y la Nada.
Ninguna palabra inútil, sólo una palabra de
necesidad, aferrada a sí mismo.
Esta ciudad no es mi ciudad.
Y lo castigaron por seguir aún con vida.
(tomado de "Un extranjero con, bajo el brazo, un libro de pequeño formato" escrito por Edmond Jabès)
Wednesday 7 January 2015
Una película tranquila
Escribiré una película tranquila. Casi sin música. Unas notas de piano goteando. Y los demás sonidos, incluidas las palabras de las voces, estarán acompasados y serán tan leves que no se notarán.
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