Monday 26 March 2012

Que la guerra no me sea indiferente

Cuando Antonio Machado murió en Francia escapando de la derrota de la República Española, acosado por la debilidad, la enfermedad y el fascismo, no dejó otros bienes materiales que un trozo de papel encontrado en el bolsillo de su chaqueta. En el dejó escrito su último verso: "Estos días azules y este sol de la infancia".


Leo este emocionante recuerdo del poeta Antonio Machado en el excelente libro "Las armas y las letras" de Andrés Trapiello. Recomiendo la lectura de este espléndido libro. Muy bien documentado y escrito, nos da otra mirada sobre grandes escritores y nos muestra escritores desconocidos. Nos muestra lo frágiles que somos ante el sufrimiento y el ruido estridente de la guerra, de la muerte... El peligro de dejarse adular, el peligro de sentirse "importante", el peligro de esconderse y el de mostrarse.


Somos como esos turistas que corren a bañarse cuando retrocede el mar con la soberbia humana de sentirse dueños del mundo y son engullidos por el tsunami atónitos de inocencia, de humanidad. Perplejos ante la realidad.


Uno lee este libro y tiene un aluvión de reflexiones y un interés irrefrenable por buscar los libros que se citan y leerlos.


Y cuando terminas de leer sus 500 páginas, mientras aún resuenan en tu cabeza las voces, los chillos y los susurros de sus personajes, inmediatamente empiezas a escuchar en tu mente a Mercedes Sosa cantando "la guerra es un monstruo y pisa fuerte toda la pobre inocencia de la gente"

Saturday 24 March 2012

No esperé esta luz negra

el silencio es luz
el canto sabio de la desdicha
emana tiempo primitivo
buscaba la piedra no el pan
un himno inocente no las maldiciones
el conocimiento de mis nombres
para olvidarlos y olvidarme
pero lo que no busqué es el exilio
ni tampoco me dije mentiras
no adoré el sol
pero no esperé esta luz negra
al filo del mediodía
Alejandra Pizarnik