Sunday 22 March 2015

el miserable se siente hombre

En la felicidad del amor
el miserable se siente hombre:
funda su confianza en la vida hasta
despreciar a quien tiene otra vida.
Los hijos se lanzan a la aventura
seguros de estar en un mundo
que les teme a ellos y a su sexo.
Es su piedad ser despiadados,
la ligereza, su fuerza,
su esperanza es no tener esperanza.

La religión de mi tiempo
Pier Paolo Pasolini



Sunday 1 March 2015

Bajar, bajando. Go Down

La tranquilidad, tan parecida a la muerte. El sopor. No sentir dolor, un silencio mental. Una extraña sensación de irrealidad: no percibir. La "impercepción".

Como cuando nieva y las formas espaciales se redefinen y los sonidos se disipan amortiguados. La percepción se acolcha.

Cierra los ojos, piensa tu cuerpo. Primero un pie, por ejemplo el izquierdo. El dedo gordo, los demás dedos. Mírate desde fuera, explora la ilusión soñada de tu cuerpo, de tu cuerpo por dentro de carne, huesos, sangre y destellos nerviosos. El drum de tu corazón recordando el ritmo de la vida. Imagínalo callado. O sea, imagínate muerto. Imagínate nada. Justo el instante anterior a cerrar los ojos-puertas de la percepción. Siéntete.

Sigues caminando por la calle desierta y mojada de los edificios mudos bajo un cielo metálico que amanece bello hasta hacerte llorar.

Tú das tumbos. Escuchas tus pasos. No necesitas ser consciente de que caminas. No te esfuerzas. No necesitas hacerlo. Simplemente estás, estás bajando, desciendes. Y ya no pisas un suelo rígido sino que la superficie se comba, se hunde, es elástica. Te traga tragando tus pasos pero aún puedes andar. Piensas que quieto serías engullido y de hecho pararías si no fuese porque quieres caminar.

Caminas solo. Te ves desde detrás.

Te vas. Te ves irte.

Te despides de ti.

Agur