Thursday 7 March 2013

Descansa en paz

Una taza de café solo, de la que no he tomado más que un sorbo (su última invitación).

Respeto. Se me pide respeto. A todas horas se me pide respeto. Distintas bocas, portavoces de decisiones vitales, me piden respeto. Y lo que yo escucho es "muerte".
Si alguna vez tuvieron significado las palabras, hoy lo han perdido definitivamente.
Cómo va a decir mi boca nada si no sale más que el hedor de las mentiras, de los sentimientos simulados. Si digo amor y querer y deseo y son palabras que ya he gastado.
Voy sepultando esta boca bajo una poblada barba para quedar mudo.

Quiere probar (y que yo pruebe) otra cosa. Y yo le explico, le intento explicar, que no hay ninguna otra cosa. Que no hay nada más allá de eso que éramos. Que lo único que hay es gente que se hace vieja.

Qué dramático, qué intenso, qué... Sí, es mejor que me enterréis bajo etiquetas, que me clasifiquéis fuera, no vaya a ser que sentir sea contagioso.

Pero yo no me resigno y echo a correr y aporreo puertas y me contesta el silencio. Y espero en sórdidos rellanos, y si alguien abre es para pedirme "respeto".
Qué hacer, por dónde seguir, por qué seguir.
No hay nadie agazapado en silencio envuelto en la oscuridad de las luces apagadas.

Espero que encuentres a alguien tranquilo y equilibrado que te respete, que nunca se enfade, que te siga, que te proteja,... que cuando le lances una pelotita corra a por ella y te la traiga moviendo el rabo.
Espero que consigas reducir el mundo a un rinconcito controlado por ti, de amor tranquilo, de pasiones dosificadas, de horarios y rutinas, de equilibrio y de control.
Y que, mecida por ese cariño de algodón dulce, te vayas envejeciendo plácidamente feliz arrullada entre los brazos de alguien que te acompañe de la cafetería de con leche y bollo de los domingos a la tumba de flores de hijos y nietos.
Y que descanses en paz.

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