Sunday 10 April 2016

Donde los aduaneros no miran nunca las maletas, solamente los ojos y los labios

[Final del libro “Silvalandia” trabajo hecho con textos de Julio Cortázar y cuadros de Julio Silva]

Han pasado muchas cosas, digamos muchas páginas pero lo mismo los reconocemos, son los de la portada. Nos han seguido los pasos sin mostrarse nunca, y así como se reían a la entrada pensando que nos perderíamos en Silvalandia, así se ríen a la salida para despedirnos, para juntar sus voces y decirnos:

- No nos reíamos por maldad sino porque somos solamente eso, dos pequeñas sonrisas azules que buscan sentirse menos solas. ¿Por qué desconfiaban de  nosotros cuando salíamos a esperarlos en la portada? Solamente les pedíamos que también sonrieran, que nos acompañaran, así, muchas gracias.

Y están contentos, podemos irnos de Silvalandia dejándolos otra vez en la portada a la espera de otro lector, de alguien que también los mirará extrañado, receloso de su silenciosa expectativa, pero que terminará por quererlos (y a los Ontok, a Hojitas, a Gustavo, al pescado Ricardo, por qué no a todos) y que franqueará sonriendo la frontera de Silvalandia donde los aduaneros son azules y no miran nunca las maletas, solamente los ojos y los labios.


Julio Cortázar

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