Tuesday 4 January 2011

supongamos que alguien escucha en este desierto

Quién soy yo.

¿Hay alguien aquí?

Las miradas tristes y melancólicas que pisan serrín en las frías tascas de los barrios son de cobardes.

Las gélidas aceras de las ciudades de ostentosas basuras están llenas de valientes.

Quien es capaz de no berrear cuando le apartan de la orilla, quien contiene el espanto y chapotea, quien cierra la boca cuando viene el agua y la abre ansioso para devorar el aire arrancándole bocanadas a mordiscos, quien… ese, ese vive para contarlo.

Ahora, supongamos, voy yo y digo que me entierro, que os entierro esa idea de mí que tenéis, que os invito al funeral de mi pasado y que me lanzo a mendigar briznas de atención porque soy un poeta. Que no quiero ser un práctico ingeniero sino un leve consuelo para cuando el amor os deje plantado, para cuando la muerte se descubra ante vosotros, para cuando veáis cómo os arrugáis y cómo se os rinde el cuerpo.

Que de tanto hacer de adulto soy una caricatura de mi mismo. Que soy un dibujo exagerado por no logrado, por no haberme entendido a mi mismo, un dibujo en blanco y negro que ahora quiere ser coloreado.

Que no os sigo el ritmo porque ya sé que no vais a ninguna parte.

1 comment:

  1. Me encanta tu dirección, toda una invitación a los cronopios.
    No seas ingeniero, mejor sé poeta. Qué bueno es sentir que te crean el más inútil y ser el más necesario.
    Un saludo.

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