¿Cómo podían vivir nuestros antepasados sin la
relativamente reciente Red Funámbula Urbana de Conexión de Edificios?
Debería empezar describiéndola a ella, pero cómo se
puede explicar algo que no se comprende. En este caso, que no se comprendió.
En vida no la tuve, ni siquiera supo que yo
existía. Aunque quizás yo no existiese, puede ser que yo sólo fuese en función
de ella, en función de explicarla ahora que está muerta, asesinada,
descuartizada, y es imposible diferenciarla de la carne que venden en las
carnicerías.
Sólo tengo la idea de ella pero investigando su
muerte, persiguiendo su espectro, la llenaré de la realidad de las imágenes.
Coleccionaré recuerdos ajenos, recuerdos de ella, hasta acabar sintiéndolos
como propios.
Eventualmente, espero descubrir el misterio de su
crimen (démosle, al menos, la propiedad de su aniquilación).
Era modelo, tenía veinte años, el pelo negro, la
piel clara, los ojos verdes y ciento ochenta centímetros de altura. Un cuerpo
perfecto que ahora observo fragmentado. Aún no se ha podrido y puedo unirlo en
mi mente hasta ajustarlo a mi obsesiva imagen de su desnudez.
Esta va a ser la primera noche que vamos a pasar
juntos. Por fin la tendré desnuda, aunque rota, sobre la mesa de mi sala de
autopsias. Esperamos mucho tiempo a que sucedan las situaciones que hemos
imaginado cientos de veces pero cuando ocurren nos encuentran cansados. Lo
único novedoso es el olor, el hedor en este caso. Aún y todo le acaricio un
pecho, después hago mi trabajo.
* * *
Ya la han enterrado. Imagino a los gusanos
engullendo ansiosos esa carne.
Pregunto, me contestan: tenía un novio. También él
es modelo, y se llama Raúl.
Me presento y me dice que ya ha hablado con la
policía, pero no se cierra y habla. Quiere saber si tenemos algo, alguna pista.
Le digo que no se preocupe y que mis preguntas van a ser diferentes a las de
los demás policías.
-
Ehm,… Raúl, what is your opinion about R.F.U.C.E.?
Se sorprende ante la pregunta, pero responde
dócilmente. ¿Y si estos cuerpos jóvenes, atléticos, perfectos y sensuales, no
fueran más que cuerpos y sólo sirviesen para ser usados sexualmente?
- Bueno, creo que es una gran idea que facilita la
movilidad en la ciudad.
- Estoy de acuerdo pero, ¿no crees que a veces
quita luz?
- Sí,…
- Supongo que compensa…
- Sí,…
- Bueno, también están los accidentes.
- Sí,…
- De todas formas no es esto lo que nos
importa ahora, Raúl.
- No, claro.
- Me gustaría saber cómo hacía Natalia el
amor.
- ¿Tengo que contestar a eso?
- Es una pregunta, espera una respuesta.
- No me siento cómodo hablando de esto.
Le aparto el pelo de la frente y le acaricio las
mejillas. Ahora tengo el aspecto de una mujer de unos cuarenta años y él acepta
la caricia. Le beso en la mejilla, entiende el código y se desabrocha la
camisa.
Sólo son cuerpos a nuestra disposición.
Nuestra mente los utiliza para dar placer a nuestros sentidos. No estoy
investigando un crimen, no está penalizado nada de lo que se haga con ellos.
Ahora soy una serpiente buscando entre sus
papeles para… No hay otro fin que el de reconstruirla. Toco y huelo su ropa.
Leo su diario.
* * *
Cuándo dejan las niñas de serlo y se
convierten en mujeres. Quién es el primero que se perturba porque se descubre
mirando con deseo a la que antes era una niña. Queda la esperanza de que este
hallazgo lo haga siempre un desconocido.
(Cuando un tío suyo, cincuentón, la abraza
y, mientras le besa en la mejilla, siente sus senos. Cuando en un banco de un
parque nocturno la descubrimos besada y manoseada por otro adolescente.)
Habría que parar el tiempo.
No, ¿por qué?
Bienaventurados los que no son capaces de
imaginar porque no tendrán que acallar los gritos de su mente y, por lo tanto,
será más difícil que sean criminales.
* * *
Compartía piso con otras dos modelos
bellísimas como ella, frágiles como ella. Tania es pelirroja y Rosa es mulata.
Las contemplé durante horas con sus voces como fondo en supuestos
interrogatorios individuales.
* * *
Su padre me llama cada día para saber cómo
va la investigación.
¿Para qué querrá saberlo?
Los padres quieren que sus hijos no sufran,
no mueran. Deberían pensar eso antes de traer bebés a este matadero. La madre
está destrozada, si no fuera porque tiene a su marido para culparle de todo, se
suicidaría.
Encontramos huellas, semen, algún pelo, un
par de colillas,…
En unas horas ya habíamos identificado al
asesino. Él mismo se encargó de dilatar las diligencias, de sembrar dudas e
incluso firmó, en su despacho, el archivo del caso.
Escribí mi informe. Escaneé sus fotografías
y en la pared de mi habitación hice un collage con el que me masturbo cada
noche. Fotocopié su diario y me llevé unas tangas.
Cuando hablo con su padre busco los
parecidos físicos entre este hombre, avejentado y amargado, y la chica que me
obsesionó y a la que conservo en fotografías.
- Pero, ¿usted cree que encontrarán al
asesino?
- Por un momento, he creído que su pregunta
tenía sentido y le iba a contestar que no, que es imposible detener a “El”
asesino. He creído, por un momento, que usted se había dado cuenta de que sólo
hay un asesino, “el” asesino,… pero no.
- ¿Qué?
- Perdone, a menudo se me olvida que hablar
es emitir ruiditos sin pretensión de comunicar. Se me olvida este vacío, este
hablar sin hablar.
- ¡Por favor!
- Váyase a la mierda.
* * *
Me han abierto un expediente.
Mucha gente diría que esto es auténtica basura.
Seguramente es cierto.
FIN
EMPIEZA DE NUEVO
Salió de casa a las cuatro de la tarde. Tenía una
sesión de fotos a las cinco menos cuarto. Era para un anuncio de colonia. Hablé
con Germán, el fotógrafo, un tipo feliz con su vida, con su trabajo, con las oportunidades
que le daba,… Ella se fue a las siete y tomó el metro.
“Lamento mucho lo que le ha pasado a esa chica. Es
una pena, estaba llena de vida. Era muy hermosa y valía para esto, tenía un
gran futuro profesional.” Germán, mirón a sueldo.
Antes de subir a su casa, fue a la tienda de
preparados vitamínicos y productos dietéticos. Mari Carmen y Rufino atienden
ese establecimiento. Con esa especial habilidad que tienen los gilipollas para
no darse cuenta cuando se confunden, me ofrecieron, muy simpáticos, muestras de
algunas de las porquerías que venden.
“Ya nos hemos enterado de lo de esa chica. Una
tragedia, era tan guapa y atlética. Espero que atrapen al canalla que le ha
hecho eso.” Mari Carmen y Rufino, vendedores de ilusiones de eterna juventud.
Subió a casa, sólo estaba Tania pero ya se iba.
Apenas hablaron: cosas que había que comprar, el dinero del alquiler que debían
pagar al día siguiente, nada más.
Llevo un mes con este caso y ahora me entero de que
Tania y Raúl tenían un lío. Estaba interrogando, por enésima vez a Tania,
recreándome en el inicio de sus senos pecosos donde se terminaba su veraniego
escote, y se desmoronó y entre sollozos me confesó su relación. Me han dado
ganas de decir: “a mí que me importa”; pero me he acordado a tiempo de quién
soy y qué hago.
Cuando voy a salir, vuelvo la cabeza y la contemplo
trémula en toda su indefensión. Y es la insignificancia de todos nosotros ante
tanta nada lo que veo.
¿Soy un monstruo porque me ha sido revelado que
nada tiene sentido?
Pienso en Tania, hablando tan seria, mientras yo
miraba la tenue capa de suave vello en su antebrazo.
Soy cruel, hago daño, porque no consigo interpretar
mi papel. Muchas veces no siento, otras veces siento todo.
“Lo mío con Raúl no fue buscado, al menos no por
mí. Pero estas cosas pasan. Coincidimos, las personas nos encontramos, son
momentos. No sé en qué estaba pensando. Después me sentí mal. Pero disfruté
haciendo el amor con él como no lo había hecho desde hacía mucho tiempo. Y creo
que sus caricias y sus besos eran sinceros. No sé si ahora seremos capaces de
seguir. Ni siquiera sé si él creerá que tenemos algo que seguir.” Tania,
compañera de ilusiones.
Hoy tendrá cincuenta años y algún hijo con Raúl o
con otro. Esa es la diferencia entre estar vivo y estar muerto.
Se duchó, se pintó, se vistió. Se arregló. Salió,
nadie sabe a dónde. Sabemos que salió porque se cruzó, en el rellano de la
escalera, con una vecina que llevaba un perro que la olfateó.
“He leído lo de esa chica. Qué horror. Yo siempre
cierro con dos llaves y un cerrojo. ¿Es cierto que la descuartizaron?” Vecina,
tiene un perro que olfatea.
Anoche, se encienden los focos que iluminan los
cables de la R.F.U.C.E. y, bajo esa tela de araña luminosa, aún parecemos más
locos vistos desde el cielo.
Esta noche adopto la forma de una mujer joven y
atractiva como era ella. Pero antes voy a ser una ráfaga de aire para espiar
las tristezas adormecidas de nuestra ciudad, la única ciudad.
Soy un cuerpo deseado y me paseo mecida por las
miradas lascivas. Dejo que uno de ellos me use esta noche. Lamo su rostro,
suelto su camisa y sigo lamiendo su torso peludo hasta su barriga, más bien
flácida. Le desabrocho los pantalones y me recreo en su sexo endurecido.
El sol aclara la noche y me despierto siendo un
gato acurrucado debajo de un coche. Salgo majestuoso y tras mis pasos el día se
va haciendo, pleno de colores.
Algún medio de comunicación publicó que había
habido canibalismo.
Alguien dijo que era prostituta.
A veces permanezco durante horas mirando alguna de
sus fotos.
Esto quería haber sido un cuento pero se ha roto
como su cuerpo.
But it is broken
like her body.
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