El Fin del Mundo (con mayúsculas),
los fines del mundo (diarios, instantáneos)
el paso del tiempo
la incomprensión
la falta de comunicación
la amargura
la lucidez ante la realidad
la asunción de la finitud, de la muerte, del carácter
efímero.
Cuando se deja de poder representar el propio
papel en la mascarada que es la vida.
Todos nuestros “fines del mundo parciales” se
suman, el tiempo los suma. De modo que resulta que el Fin del Mundo es
individual pero para cuando nos llega ya tenemos poco (“mundo”)que terminar.
Y todos esos fines del mundo parciales,
definitivos individuamente, se unen para construir ese enorme planeta llamado
Melancolía que acaba engullendo a la tierra en nuestro Fin del Mundo (que
también es “parcial”, como especie).
(Como se ve en la película, mientras no
observamos, mientras no medimos, vivimos felizmente ajenos a la realidad.)
En esta película me llama la atención la
cuidada composición de las imágenes, de los encuadres. Y también la fascinante
fotografía. Junto a esto la que quizás sea la principal característica del cine
de Von Trier: su disección de los sentimientos humanos y de la dificultad
(imposibilidad) de las relaciones (humanas).
Me gusta especialmente cuando de un conjunto
de personajes (personas), por ejemplo en una fiesta o en una reunión, Von Trier
elige a una y la miramos desde diferentes ángulos con la cámara al
hombro y enfoca a sus ojos con primeros planos. De esta manera la extrae del
conjunto y nos la muestra sola, incomprendida e incapaz de comprender, como
estamos todos (perplejos ante el espejo que no nos refleja, que no refleja
nada).
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