Friday 14 March 2014

No poder escuchar Moby

Ella le dijo que por su culpa desde hace once años ella no puede escuchar a Moby. Él intentó balbucear que no le echase la culpa de eso ni de nada. Él no tiene la culpa aunque él no lo crea. Se levanta el telón y hay un hombre que grita por no llorar. Una mujer morena lleva una camisa blanca ajustada que le marca su escaso pecho. Mira tan lejos y tan seria que esperamos que esté actuando. Alguien en el patio de butacas cierra los ojos y rápidamente los abre, todo ha cambiado. La luz oscura igual. Fuera hace mucho frío y mucho domingo de ciudad gris y húmeda. Alguien puso farolas que lloran luz amarilla para que suframos más. En otros lugares hace sol y se suda de calor en camas sin mantas. Cuando él baja solo a su casa vacía, el viento norte le congela la mirada. En su cabeza suenan canciones de luz y él delira de viajes y pasiones. Nadie le ve pasar, nadie escucha la fanfarre de músicos locos que bajan con él. Puede ver el sol anaranjado que saldrá mañana. En su soledad imagina mares en charcos y acaricia piedras como cuerpos. Se diría que besa cuando habla solo. Se le acusa de abrazar muy fuerte y de dibujar labios con su lengua. Revuelve, es intenso, no se conforma, no entiende la realidad, ni el paso del tiempo. Y cuando mira hacia el horizonte de un mar de playa, él espera un tsunami o algo. Si los que pasan a su lado le prestasen atención le escucharían murmurar "todo, todo, todo". Interpretaremos cada palabra y le encontraremos su remedio homeopático o "normal".
Lo mejor que podía hacer es morirse.

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