Wednesday 17 December 2014

yo no vivo: yo ardo

Dos poemas del poeta búlgaro Peiu Yávorov (seudónimo de Peiu Kracholov)

Poema: Dos almas

Yo no vivo: yo ardo. Inconciliables
dos almas rivalizan en mi pecho:
un alma de ángel y otra de demonio. En mí
respiran fuego y su ardor me abrasa.

Y arden las dos con llamas, donde toco
aun en la piedra, oigo latir ambos corazones...
Siempre los dos, en todos los sitios, obsesivamente
con rostros enemigos se consumen hasta hacerse brasas.

Detrás de mí el viento, a donde vaya,
mis huellas con ceniza cubrirá. ¿Quién podrá conocerlas?
Solitario, yo no vivo, ¡ardo!, y mi rastro
será ceniza en el sombrío infinito.


Poema: Yo sufro

Sufro. En la dedicación al trabajo,
en los remordimientos del ocio,
en la existencia ardorosa,
en los fríos ensueños irreales,
cuando vuelo, cuando caigo,
yo sufro.

Si me alzo, debajo de mí
se abre el más terrible abismo;
si vuelo impetuoso y desciendo,
el alma anhela descansar en la luz.
Siempre adelante y siempre atrás...
Y busco eternamente.

Yo sufro. Yo desprecié
las alegrías de la vida. Sufro 
en el sereno bien, cuando caigo
en el negro pecado, sufro.

Y busco. En el sufrimiento la vida se agota
en busca acaso del sufrimiento mismo.


Su esposa, Lora Karavélova, hija de un antiguo ministro y mujer de extraordinaria belleza, se suicida el 30 de noviembre de 1913. Yávorov, que también intenta suicidarse, pierde la vista a consecuencia de las heridas y es acusado, además, de provocar la muerte de Lora. Un año más tarde, a la edad de treinta y seis, Peiu Yávorov toma un veneno y se dispara un tiro en la cabeza: "No tengo porque esperar a arruinarme hasta el punto de convertirme en un mendigo o ir a un manicomio. Sed fuertes como yo. Nada puede volver."
Antología de poetas suicidas (1770-1985)
José Luís Gallero



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