Tuesday 17 June 2014

16614 Cuadernos de la India

(En la estación de Pathankot Junction)

Yo estoy sentado. Se me acerca un leproso que me toca la pierna con el muñón ulceroso que le queda como mano. Pide limosna.

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(En el tren al que me subo para ir de la estación Junction a la estación Cantonment, en Pathankot)

Las nubes y el sol que declina componen un atardecer mágico. Con esta luz y la brisa que genera el lento avance del tren se puede ser feliz. Todos vamos callados. Un niño semidesnudo, que come unas sobras que alguien tiró, se sienta en los escalones de la puerta que está abierta para dejarle mirar como se deslizan las casas, los árboles, las gentes. Toda la ternura del universo se posa sobre sus diminutos hombros morenos.

Mirando a través de la otra puerta veo, en lo alto de un edificio, entre un depósito cilíndrico de agua y una esfera de igual tamaño, un hombre sikh alto, con turbante y poblada barba negra, que nos mira elegantemente erguido sobre el fondo del cielo mágico.

Todo es mágicamente irreal en este momento. Mi soledad es total pero se disuelve.

***

(En la estación de Pathankot Cantonment)

Me llaman la atención dos familias que esperan el tren, algún tren. Una es pobre. El padre es delgado y enérgico, parece severo. La madre también tiene una seria expresión que solo desaparece cuando sonríe. Los cuatro hijos (dos niñas y dos niñas) son delgados y espabilados. El padre acerca una mesa a un banco y la familia se sienta y saca pan chapati y unos termos de los que el padre sirve a todos. Comen sentados mirándonos al resto, como en un cuadro de la última cena, muy disciplinados bajo la rígida mirada del padre. Y luego se lavan los dientes en el baño y recogen todo. Yo pienso "qué dignidad".

La otra familia es de ricos. Padre, madre, hijo e hija, los cuatro están gordísimos. A nadie le extrañaría si explotasen ahora mismo porque sus caras ropas a duras penas pueden contener tanta grasa. Geométricamente hablando no están lejos de ser esferas y cuando ese día llegue será una liberación para ellos poder desplazarse rodando porque a duras penas pueden andar? Todos lo miembros de la familia tienen caros teléfonos móviles o "tablets" (aunque sea difícil imaginar cómo pueden manejar las pantallas táctiles con esos dedos tan gordos).

Cuando el hijo de los ricos saca su "tablet" y se pone a jugar, descubro una mirada de fascinación en la hija mayor de la primera familia y fantaseo con la idea de una relación entre ellos basada para ella en la salida de las estrecheces, de la pobreza y de la ausencia de caprichos y lujos. Entonces me planteo si es así como funcionan las cosas, si es así como ricos monstruosos o ricas monstruosas consiguen casarse, acostarse, tener la ilusión de ser amados, por mujeres u hombres bellos, atractivos. Y no me refiero sólo a monstruosos y bellos desde de un punto de vista físico, lo que siempre es discutible, sino ético y moral, de dignidad.

Lo cierto es que en este caso el chaval no le hace ni caso. Es su padre (cuya sebosa cara podría usarse en un diccionario para ilustrar la definición de pánfilo) el que lanza miradas lascivas a la niña. Y entonces me hago otra pregunta pero me da tanto asco que ni la escribo.



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