Sunday 25 May 2014

La próxima vez que venga

La próxima vez que venga a estos países lo haré como turista. Serán unas vacaciones de dos o tres semanas, sólo a un país. Las prepararé con tiempo buscando información en internet, de viajeros en blogs y de páginas especializadas, y estudiando con detalle varias guías de viaje. Antes de empezar mi viaje sabré todo lo que se "debe" ver y planificaré mi ruta cuidadosamente para no perderme nada. Compraré todos mis billetes de avión, tren, autobús,... de cualquier transporte, "in advance" y lo mismo haré con los alojamientos e incluso, cuando sea posible, con las entradas a palacios, stupas, museos, cursos (cocina, meditación,...), actividades (trekking, parapente, kayak,..), etc. De esa manera ahorraré mucho dinero y no tendré preocupaciones logísticas.

Una vez en el país seré un generoso y alegre turista. Cogeré taxis para distancias de doscientos metros y dejaré propina al conductor, me sentaré en los restaurantes sin pedir antes el menú, para una concienzuda revisión de precios, y será en esos pulcros restaurantes donde probaré la comida local no en los cochambrosos puestos callejeros de las pestilentes callejuelas atendidos por sucios "locals". Me tomaré cervezas por las que pagaré diez veces el precio de una comida y estarán frías a pesar de los constantes cortes de suministro eléctrico porque saldrán de neveras alimentadas por generadores de gasoil y sistemas de baterías que a la vez mantendrán el aire acondicionado desde cuyo confort miraré a las gentes pasar.
Gastaré, lo más importante es que gastaré, iré en tuk-tuks, en rickshaws, en cyclos,... Daré limosnas también. Inundaré el país con propinas. Todo el mundo me sonreirá, me acompañará a los sitios, me llevará las maletas, me explicará templos, ritos,... Me reirán las gracias.

Y cuando vuelva a casa elegiré algunas de las fotos del viaje y las imprimiré para decorar mi oficina. Ya me puedo ver a mi mismo sentado en una tarde fría, lluviosa y oscura de mi ciudad mirando con sonrisa bobalicona hacia las brillantes fotografías y reviviendo lo bien que se estaba allí...

Y ya me escucho contando a todo el mundo que la gente en estos países, a pesar de no tener nada, de ser muy pobres, siempre sonríen y parecen muy felices.



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