Cuando Antonio Machado murió en Francia escapando de la derrota de la República Española, acosado por la debilidad, la enfermedad y el fascismo, no dejó otros bienes materiales que un trozo de papel encontrado en el bolsillo de su chaqueta. En el dejó escrito su último verso: "Estos días azules y este sol de la infancia".
Leo este emocionante recuerdo del poeta Antonio Machado en el excelente libro "Las armas y las letras" de Andrés Trapiello. Recomiendo la lectura de este espléndido libro. Muy bien documentado y escrito, nos da otra mirada sobre grandes escritores y nos muestra escritores desconocidos. Nos muestra lo frágiles que somos ante el sufrimiento y el ruido estridente de la guerra, de la muerte... El peligro de dejarse adular, el peligro de sentirse "importante", el peligro de esconderse y el de mostrarse.
Somos como esos turistas que corren a bañarse cuando retrocede el mar con la soberbia humana de sentirse dueños del mundo y son engullidos por el tsunami atónitos de inocencia, de humanidad. Perplejos ante la realidad.
Uno lee este libro y tiene un aluvión de reflexiones y un interés irrefrenable por buscar los libros que se citan y leerlos.
Y cuando terminas de leer sus 500 páginas, mientras aún resuenan en tu cabeza las voces, los chillos y los susurros de sus personajes, inmediatamente empiezas a escuchar en tu mente a Mercedes Sosa cantando "la guerra es un monstruo y pisa fuerte toda la pobre inocencia de la gente"
No comments:
Post a Comment